La holgura fuliginosa de un ingenio
La holgura fuliginosa de un ingenio
inmenso,
noctívaga y vestida de lagos gentiles,
evoca el manto celta de un serafín perdido.
Mi corazón, agrietado con cuidado,
susurra su soliloquio entre sombras,
como tentáculos que buscan en vano
su presa en la oscuridad.
Allí, los tercetos grises y los satenes de
luna
silenciosamente celebran la armonía del
rayo;
allí, la figura del destierro
dibuja el oro triste en el pecho del sol,
un corazón que sostiene la lámpara
brillante del epíteto.
¡Oh, solemnidad que me seduce!
La devoción de un cataclismo contenido
se convierte en un poema profundo,
una señal que acaricia el júbilo,
desterrando mis pesares en retazos
monosílabos,
tejidos en la frialdad divina de ilusiones
griegas.
Ivette Mendoza Fajardo
Ivette Urroz