Desleído en Divinidad
La angustia admirable del sistro se
desintegra
cuando una vibración tartárica de la vida
logra sisear los atroces estruendos
de las entrañas urbanas de su elemí.
Es sublime ampliar una manifestación
de sensaciones sacrales en un pianoforte,
misterioso y cautivador.
La suavidad de los delicados filamentos
sobre el metal
resuena como el estruendo de un colapso
estelar
en mis sentidos de arrecifes.
Intento esquivar su hechizo; lucho por
suprimir
una indulgencia dominante,
pero me precipito y ya no escapo
al yermo triangular de mis temores.
Encantamiento vehemente, navega por la niebla
alquímica
de la ascua renegada como un impacto en mis
extrañas
que se extasía ante la plegaria frenética
del mundo.
Ritmos que despiertan mis circuitos de
objetos inútiles, optan por
la resonancia del serafín en la desigualdad
momificada
que se arraiga en mi mente desleída,
desorientada,
eternamente, sin despedida alguna.
Ivette Mendoza Fajardo