Desobediencia Mágica
A veces es
claro y necesario
blanquear
perennemente las extremidades
de un
huecograbado de ilusión que apunta a lo real,
sin anclas,
a la deriva, emocionantemente llega
dentro del
vientre de un leviatán con donosura.
Resonamos
con el átomo esotérico
que se
convierte en fragmento de daga antigua
en el seno
hipocloroso del cosmos.
Sorber el
cáliz incógnito de amargura,
torpedeando
en los tejidos rechinadores
del ser
colectivo a babor.
Ningún
encantamiento puede desobedecer
la magia de
las tonalidades destrozadas
sin
remordimiento en la trituración de un diptongo
que por la
falta de brillo se arrincona a
un espectro
tiznado de alabanzas.
Turquesa
juglar, como los jugos de la
epistemología
del suelo que cae al vacío y,
es el arco
donde yacen las huellas
que
germinan la superficie rugosa
de las
sendas aristocráticas.
Quizás
algún día, se comprende,
emancipadamente, que
el aleteo
de la polilla
y su
repentino chillido toronjil
de plumas
brunas, yacen olorosas.
Ivette
Mendoza Fajardo