Fístula del Oxido Lacerado
Las sandalias de luciérnagas prófugas
tejen la brisa conceptual en cicatrices
vivificantes,
mis extrañeces irrumpen como cánticos de
virtudes
etéreas,
reverenciados octágonos de ambrosía que
deletrean
vidas frías, al desnudo de isotopías
argüidoras.
Para peinar los tendones de mi sombra,
se rebela la fístula del óxido lacerado,
rechazando dejar el umbral ennoblecido
de su refugio, ultrajado por trivialidades
osadas.
Se queja en el léxico indolente un clamor
náutico,
un gaznatazo ergonómico, un casaquín
remilgado,
fundidos en el edén absurdo de la
anticipación.
El miraje de una historia artificiada,
estéril y estoica, se disipa con el helio
decadente de revelaciones contorsionadas.
Ivette Mendoza Fajardo