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miércoles, 26 de marzo de 2025

Corazón Infante de Flaquezas

 Bajo a las hijuelas milagrosas de distancias profanas; pregona el
mitin rábico, todas las tardes, con sus resúmenes indefinidos,
y son como un antebrazo de cenizas tumultuosas, sin luz de abismos.
El barro de la derrota es un corazón infante que cubre las flaquezas
que perforan el alma.
La perfección encadenada del numen de los días,
con sus gamas níveas de orígenes nocturnos,
también recorre las balas que se magnetizan en el mismo cuarto
donde germinan los naranjos y el denuedo.
 
Sin deseos de duraznos, cien mil lloros han cabalgado
los amaneceres en fatales pesadillas,
agarradas a las mismas reliquias de temblorosos regimientos.
Dirijo el rumbo torturado hacia los vastos monólogos litorales
para ver dónde finaliza el clandestino mar irresistible de narcisos,
desposeído de fechas, con brotes de insomnios,
sin resplandores de harapienta lucidez del cielo cosechando tu mirada.
Ennegrecen en mi cuerpo los vientos sabios sonámbulos del sur,
bajo la voz injusta de pilares vitales moralizando mis entrañas
ciegas para encender en tus ojos deslucidos del sereno, lo que
la vida conmina, incrustada dentro de mis fantasías salariales.
Ivette Mendoza Fajardo