Vestigios de la Soledad Coloreada
Aún no aprietan los peces de la historia,
ni se vuelven mi soledad con navajas de
colores.
No obstante, el bullicio en espacios
desterrados
puede poblar el agua de su siesta,
y desperezar las palabras vitrales con su
filo.
Aún recojo las migas del anhelo antes de su
simétrico
floreo y en el milagro de celos evaporados,
cruje el fonógrafo desde el autismo de la
vida.
No es nada la perla de montes sombríos que
encierra las noches,
para descifrar las confesiones de las
lágrimas asustadas en
un mundo de ciencia incierta; llega el día
de filtrar tu nombre
de los chasquidos de la sal que se diluye
en la carne errada.
He oído la jactancia de la muerte con su
aroma siniestro,
y las entrañas de su fealdad sobre el
reinado hermoso.
Aún no te enfría su malgastada oscuridad.
Aún no te arruga sus adornos extravagantes…
Castigo en el pasado, arrastrando su
voluntad que
se atrinchera en la fisura de los
vestigios…
Ivette Mendoza Fajardo