Related image

jueves, 4 de julio de 2019

Piélagos nacientes en versos tristes


Piélagos nacientes en versos tristes
viajes de espuma en la era espacial
esqueleto iconoclasta hacia la verdad
de delfín con pensamiento de coral
por buques de lenguas quemadas,
algazaras de niños,
¡Sabrosos ruidos!
Junto en el siempre vivir
y su telefónico llamamiento del
mecánico llanto sin fin.

Piélagos nacientes en versos tristes,
corredores galácticos
avenidas de algas doradas,
germinación opuesta del rayo solar
moneda de un ángel bordado en ensueños
akásicos libros entre el fruto y el olvido,
archivados por siempre
en el universo de tafetán.
Ivette Mendoza

miércoles, 3 de julio de 2019

En estaño recorro la inmensidad de tu cuerpo


En estaño recorro la inmensidad de tu cuerpo,
líquidamente hasta la sombra de tu mano.
Se reprograma en mí un instinto de alma en pena
y una silueta sale volando.
Tengo un dolor de lluvia mansa que calcula mis
pasos cuando dormito.
Desde el contorno de las esferas, un astro me abate
hasta el espejismo de mi consciencia con las pestañas
de Dios.
Mis manos sostienen el mecánico aleteo y su encanto
de una estrella cuántica.
Salgo de gala con mi vestido transparente y respiro la
nube blanca y soy agua en su prístina esencia.
Desgárrame el alma, o hazme cosquillas y déjame
saborear tu inocencia.
Una libra de fragilidad entre tanta indiferencia,
relámpagos llevan mi dedos para aniquilarla.
Queda mi corazón enclavado hasta que despierte
mi sexto sentido.
Ivette Mendoza


Los mares apagan la sed del tiempo


Los mares apagan la sed del tiempo.
Misterios ocultos en la edad del espacio,
al son de tus aguas creamos:
labios traviesos,
arañas chillando en la austeridad,
manglares carnales con ojos astrales,
ocasos cazando mariposas.
Y las manos que empujan rostros iguales
hacia el desahogo magistral de la luna.
El corazón que cuelga en el fondo del mar,
una fotografía del recuerdo y lo convierte
en calurosa sonrisa bermeja.
Ivette Mendoza

martes, 2 de julio de 2019

Amaneceres azueles en las risas del mundo


Amaneceres azueles en las risas del mundo,
cuantiosas melodías forman los cielos;
en la eternidad de un beso de roble
sale tu corazón igual que un árbol de fuego
y tras su reflejo calma mi soledad.
Leyendas de pan en su espacio tétrico.
Violín móvil y luminoso
crea su propio anhelo
y explora y bruñe las aguas más sutiles.
Ivette Mendoza


domingo, 30 de junio de 2019

Soles azules que construyen un Edén


Soles azules que construyen un Edén con unos cuantos rayos.
Amor de diamante a diamante, amor de planeta a planeta,
tu esperanza conoce el tamaño de tu astro con ese don
de aclamar tu nombre por primera vez.

Muerte del calor y piel de tu luz, se desliza dulce y serena.
Ya no bastan ni estrellas ni caminos, creo solo en el alba
que me conduce a tu alma, y temblor en su halito de atalayas.

Tu mejor aventura cotidiana, es cerca al ocaso que
anda entre las imágenes del tercer ojo y amortaja
a una doncella que en un rio se zambulle en aguas de cristal.

La galaxia ebanista sutil cuyo torno desencadena
gritos de humedad junto a la increíble oscuridad. La arena del
tiempo, y el árbol de lamentos desnuda el verdor libre de tus
venas hasta su recóndita atracción y su presentimiento
tembloroso.

Recurre a mi sabor, jugos de tus cenizas, y subes y subes
y te sientas al lado de un ángel que a través de tus sueños
hace renacer la tierra en su celeste durazno de la helada
niebla roja.
Ivette Mendoza

Un gusano, dos, muchos


Un gusano, dos, muchos
Para esta honda tumba.
Un gusano para esta carne deleitosa
Porque este viaje no tiene regreso
Ni nada vale dentro del cajón.
Un gusano, dos, muchos
A la tierra fría del silencio.
Vestiré el blanco manto de seda
Y gritaré allí viene, ¡Allí viene la parca!
Que el Señor este conmigo
Al son de las campanas, din, dong, din, dong
Y quedo en el olvido.
Un gusano, dos, muchos
En su mejor festín bailando
Junto a la serenata plañidera.
Ivette Mendoza
2014
Ivette Mendoza


Un fuego en tu adrenalínica mirada


Un fuego en tu adrenalínica mirada
Inspira analítico sentimiento
Y analiza tu sombra
Que llora sin lágrimas,
Y navega contra la corriente
Como el salmón
Con sus orlas inmortales.
Un psicológico y catártico acto
Centella tu destino
Y se siente en un segundo
Un enfático mundo
Donde reincide
El aplaudir de tus manos
Aprobando
¡Qué estupendo es ser diferente!
Y el único refugio
Es la pluma
Que imagina.
Ivette Mendoza
2014


Desvestida en la hojarasca


Desvestida en la hojarasca
Descanso sobre el barro
Y palpo la ingrávida memoria
De mi existencia.
Enredada en la refulgente red
De las luciérnagas
Espero de la tierra su savia
Para lubricar mis sentidos
Y llegar a las riberas del tiempo
O al sonido húmedo del viento
Que me reintegra
A la consciencia colectiva
Y al árbol que apoya,
Del fondo de mi sombra,
Su esencia de gozar a plenitud.
Ivette Mendoza
2014

Nada más blanco que el amor


Nada más blanco que el amor
Por eso el amor es:
Blanco de jazmín y blanco de gloria,
Blanco de cisnes que navegan silenciosos
O de gaviotas enigmáticas fúlgidas,
Blanco al penetrase en mi alma
O blanco que no lleva la inquietud del mundo.
Blanco jubiloso agradecido a la vida
O blanco de ilusión que trémulo eterniza,
No es ángel, no es santo pero es blanco
Como la nieve que cae en las montañas.
Ivette Mendoza
2014





Candor en flor


Candor en flor
Somete rayos violetas
De alcanfor.
Universo de un solo sabor
Es carne del corazón
Que vive y convive
Y pide perdón.
Hoy es tomado
Con mimos y cuidado
Para que no diga
Que vino a sufrir
Sino que vino a coexistir
Entre rayos violetas y azulados.
Ivette Mendoza
2014


En el árbol canta el pájaro


En el árbol canta el pájaro,
En el árbol melodías,
Recobran la olvidada luz.
Verso y canto
Canto al corazón
Que en el día alegran y
Por las noches se ponen
A dormir.
Alas, plumas, pico
La dulce compañía
En su inocente lucidez.
Al silbido del viento,
La rama que lo mece
Fluye la canción.
Alas, plumas, pico
Canta, canta
Esencia de pasión.
Ivette Mendoza
2014

Te amo como conejita mimosa


Te amo como conejita mimosa
Piernas saltarinas
Silenciosa dentro de tu animado corazón
De este romance-yerba
Terso
Cargado de zanahorias
Ante el alba verdosa
Y un par de conejos románticos
Besándose en la arboleda aroma de manzanillas
Acariciándose despabiladamente,
Mirándose a los ojos hipnóticamente
Hasta perder sus cabezas.
Te amo como conejita mimosa
Y me persigues ansioso
A toda velocidad
En el área de recreo de Playboy,
Este romance que salta
Que germina de lluvia-conejo
De fecundidad
Condena a vivir perseguida
Abrigada y mimada.
Te acaricio estimulada
Saltando en patios silvestres,
Retozando,
Corriendo,
Moviendo nuestras narices,
Triturando el césped
Encendiendo un vela para estudiar
Revistas de maternidad
Para saber controlar la natalidad.
Ir a comprar a Victoria Secret
Lucir sexi
Antes de hacer el amor.
Ser una conejita modelo de Playboy
A toda hora
En la sala
En el lecho de amor
En el jardín cuando haga calor.
Colas y ojos moviéndose de entusiasmo
Charlando
O disfrutando una película
Que relate aventuras de amor.
Te amo como conejita mimosa
Sensual vestida de rojo
Para lucirte mejor
Como coneja, Ivette
Te amo.
Ivette Mendoza
2014

En los días del génesis


En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Sonoro, sensible,
Hermoso, gozoso
Celestialmente
Hilvanado en la clemencia
Que eclipsó su devoción
Y despejó oscuridades,
Llegó su luz.
En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Sideral, terrenal
Perpetuo y llano
Suavemente
Necesario en su misericordia
Que dejó abierta al corazón
Y entregó su sinceridad,
Y hubo clemencia.
En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Renaciente, valiente
Cantor y lúcido
Inmensamente
Dulce en el vocablo
Que acabó con la pasividad
Del reposo
Y brilló el amor,
Se infundió en la vida.
Ivette Mendoza
2014

Mientras tú me olvidas


Mientras tú me olvidas
Yo sueño con tu sombra
Y de ella salta siempre
Un sublime recuerdo
Donde yo te sigo amando
Donde estamos de acuerdo.
Se desvanece se enciende
Va sufriendo o va cantando,
Picotea mis sentimientos
Y allí permanece
Y me mortifica
Y la contemplo
Y allí amanece.
Tu voz, en su sombra reconforta
Y me excita y me asombra,
Del susurro a mi oído
Con ecos de antaño
Con nostalgia en mi memoria
Que no se han ido
Ni al vacío ni al olvido.
Soñar con tu sombra
A veces hace daño
Pero no es en vano,
Yo la seguiré soñando
Y recordando.
Ivette Mendoza
2014




Vislumbré dentro del recuerdo


Vislumbré dentro del recuerdo
Una sensación encantadora
Que de cerca atiborraba
Tu imagen tenue
En el latido del tiempo.
Y un deseo que se agitaba,
Se esfumaba de tus manos
A posar a las mías, a mi alma
Con la caricia del viento y lo
Abrió en un cuento
Ceniciento.
Ivette Mendoza
2014

Con dulzura en tus caricias


Con dulzura en tus caricias
se hincha nuestro amor
Con locura en tus besos
Se disipa el temor.
Cuando todo es sublime
Nuestras almas vuelan con fulgor
Y se rompen los ribetes del dolor,
Cuesta arriba, cuesta abajo,
¡Un paso adelante!
Y no hay neblina, ni oscuridad
Que nos desanime,
Eterna animosidad.
Sin cuerpo y sin tormento
Este dulce sentimiento
Este claro pensamiento
Se convierte desde adentro
En un fuego abrazador
Naciente, viviente
¡Espíritu acogedor!
Ivette Mendoza
2014

jueves, 27 de junio de 2019

No a la cuerda


No a la cuerda, donde apenas
salta el saltamontes en su ambición muda de
sus años verdes juveniles,            
pero al otro lado de la orilla
salta un delfín primero en el mar disléxico
de su menopaúsico imperio
y llega el encanto victorioso destronado, insípido de pecado,
de la piedra contra el musgo,
el musgo con su ejército profético de inocencias
la alta marea callada de despóticos elixires
la trinchera donde se combate el principio y el fin
su clamoreo sostenido en mil batallas salitres
se funden en catalépticos cuchillos de corales
de una rana que pasa, a la charca fragorosa,
por la vía ciega de las lenguas ciegas, del canto ciego,
no saltes ciego, abre la reguera y te sumerges
dentro de esta marejada,
rompe de una manotada la quiromancia de sus
penumbras, rompe sus penumbras a como se
rompe una puerta sin suspiro, a cómo has roto
mi paraíso de cosas simples, a cómo has roto
mi corazón en el último minuto de su muerte.
Ivette Mendoza


Ataviada guirnalda pertinente en su estado puro


Ataviada guirnalda pertinente en su estado puro
boca de soles salpicados en naranja
conmovida y universalizada llamasen ataviada
a un reciente calor que desvariaba aceitunado
hasta decir así en su trayecto de aventura
Ataviada está la luna en su arquitectura de semilla
Ataviada la sombra libertaria en su tornasol
Ataviada la maleza de los campos y los ríos
Ataviada la luz que nace de un amor hechizo
milagro de la caricia que cruza los caminos oscuros
de papel mojado con saliva,
milagro del que asume su destino
con su olor a toreada de trompetas,
milagro a la indefensa mano que combate al viento alucinado
milagro de la filosofía de la realidad viciada
y milagro, santiamén y fin
veinte y cinco grados a nivel Celsius
exasperado calor de gladiolos mustios
acontecido café, sorbos de vida o muerte
va sonoro el verso lila con sus voces ataviadas.
Ivette Mendoza

miércoles, 26 de junio de 2019

Arte de regurgitar


Arte de regurgitar, fresa sazonada del seno,
en el marmóreo deslumbrado de la cena:
carrozas van derrotadas y demacradas en el heno,
pero por dentro sujetan alfileres, dioses con mujeres.
Apolo en su estatura sacando más de mí en su furia
como Césares antiguos que hartaron bacanales como
en la estrella de un ojo de tremores y temblores.
Pero esto de ayer es cosa de almas desgastadas,
que enmascararon bien la envidia templada al olor  
del sacrificio antes de adormecerse entre uvas y cerezas,
por si había que llorar en la fiesta sin decoro.
Y ahí están sobre esta mesa mía que atrae las
delicias de un cuerpo y tantos dioses aceptando
esta oferta, siendo yo la primera que implora.
Ivette Mendoza


martes, 25 de junio de 2019

Anfiteatro estridente


Anfiteatro estridente,
pedazo de floresta constituido
por el que iba hacia el umbral
de aquel baúl lleno de ilusiones,
alondras cantoras
que viajan sonoras.
Dentro de ti estaba el galardón
recubierto por oro en polvo
y todo lo marchito existía
en mis ensueños.
Casas sin techos,
aldaba maravillosa
porque introducía mi recuerdo;
viviéndote, sentía
de alguna forma te recordaba.
Y siempre acercaba el oído
entre la penumbra, escucho
cómo gemir suavemente,
corroído por el metal,
del pesado cerrojo de una verja
de esta entrada quizás.
Ivette Mendoza
2018

Entre las cuatro paredes del ocaso


Entre las cuatro paredes del ocaso
cuelga mi sombra oxidada.
Cinco dedos en la mano
dulce del destino trotando por el viento místico.
De vez en cuando
un fantasma visita los laberintos de mi alma,
debido a él resurge un paraíso de ojos invisibles.
Un cántaro de espíritus dejaba un olor a flores
durante su evolución de quejas.
Yo miraba en otros lo que no podía ver en ti,
su mal hábito era irse a clarear en gris a otros cielos,
la muerte tiene algo de mentira,
por eso se disipa como humo.
Me voy en pena o me voy resucitada,     
busco un asilo en el aire transparente
y floto en nubes de algodón.
Invoco al amor y
Dios extiende
sus manos juntando nuestros labios
en la hoguera viva del sueño astral.
Ivette Mendoza