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viernes, 6 de mayo de 2016

Llevadero trono



Llevadero trono, de ciudad solitaria
Cerca del mar sombrío,
El bien y el mal
Al repaso eterno, traspaso de
Mansión de cristal
Nada parecido a nosotros.
Luz ciega del santo
Luz negra del quebranto
Refleja ojiva de hormigas dormidas,
Resignadas a vivir mantenidas.

Y en la cima del cielo velado
Se escucha un grito terrenal, disipado
Parecido al del parto adverbial
Que responde a una libertad
De jaula, como la de Paula
Como la mía, no. La tuya, la vuestra
Eso demuestra que en el amor
Todo debe de estar en un acuerdo
Testimonial.
Ivette Mendoza

Me estremezco




Me estremezco
En el tupido vapor de mi intuición,
Y su capa latida de emoción.
No abrazo fragmento totalitario
Que nunca ha sido coloquial.
Descuelga de mí
La sutura del pensamiento
Arrinconado sin límites,
Se destila su pensar,
Se purifica, no se purifica.
Se sabe organizar
Una historia ya organizada
En el ángulo del sentimiento,
Se proyecta femenina,
Se sabe su intención,
Es la intención mía
Que siempre conocí
Que siempre conocieron
Aquella que cargaba
La ilusión casera del mundo
Que sabe existir,
En el margen
De las mesas y los platos.
 Ivette Mendoza

jueves, 5 de mayo de 2016

El elixir es eterno



Feroces ideales.
El elixir es eterno.
Un arroyo serpentea en tus afectos
De luna.
El elixir es eterno.
Y una rosa abierta
Me devuelve
Al centro de la elipsis
Con la ventaja de tener la forma
Aguda del ónix.
Uñada escarlata inútil
Que se alarga en la oscilación,
Del mudo astrolabio.
Llorar y llorar y solo llorar
Y todo es asunto
De la palabra negada
Que traga las dunas
Del desierto con saciedad.
Ivette Mendoza