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domingo, 30 de junio de 2019

Nada más blanco que el amor


Nada más blanco que el amor
Por eso el amor es:
Blanco de jazmín y blanco de gloria,
Blanco de cisnes que navegan silenciosos
O de gaviotas enigmáticas fúlgidas,
Blanco al penetrase en mi alma
O blanco que no lleva la inquietud del mundo.
Blanco jubiloso agradecido a la vida
O blanco de ilusión que trémulo eterniza,
No es ángel, no es santo pero es blanco
Como la nieve que cae en las montañas.
Ivette Mendoza
2014





Candor en flor


Candor en flor
Somete rayos violetas
De alcanfor.
Universo de un solo sabor
Es carne del corazón
Que vive y convive
Y pide perdón.
Hoy es tomado
Con mimos y cuidado
Para que no diga
Que vino a sufrir
Sino que vino a coexistir
Entre rayos violetas y azulados.
Ivette Mendoza
2014


En el árbol canta el pájaro


En el árbol canta el pájaro,
En el árbol melodías,
Recobran la olvidada luz.
Verso y canto
Canto al corazón
Que en el día alegran y
Por las noches se ponen
A dormir.
Alas, plumas, pico
La dulce compañía
En su inocente lucidez.
Al silbido del viento,
La rama que lo mece
Fluye la canción.
Alas, plumas, pico
Canta, canta
Esencia de pasión.
Ivette Mendoza
2014

Te amo como conejita mimosa


Te amo como conejita mimosa
Piernas saltarinas
Silenciosa dentro de tu animado corazón
De este romance-yerba
Terso
Cargado de zanahorias
Ante el alba verdosa
Y un par de conejos románticos
Besándose en la arboleda aroma de manzanillas
Acariciándose despabiladamente,
Mirándose a los ojos hipnóticamente
Hasta perder sus cabezas.
Te amo como conejita mimosa
Y me persigues ansioso
A toda velocidad
En el área de recreo de Playboy,
Este romance que salta
Que germina de lluvia-conejo
De fecundidad
Condena a vivir perseguida
Abrigada y mimada.
Te acaricio estimulada
Saltando en patios silvestres,
Retozando,
Corriendo,
Moviendo nuestras narices,
Triturando el césped
Encendiendo un vela para estudiar
Revistas de maternidad
Para saber controlar la natalidad.
Ir a comprar a Victoria Secret
Lucir sexi
Antes de hacer el amor.
Ser una conejita modelo de Playboy
A toda hora
En la sala
En el lecho de amor
En el jardín cuando haga calor.
Colas y ojos moviéndose de entusiasmo
Charlando
O disfrutando una película
Que relate aventuras de amor.
Te amo como conejita mimosa
Sensual vestida de rojo
Para lucirte mejor
Como coneja, Ivette
Te amo.
Ivette Mendoza
2014

En los días del génesis


En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Sonoro, sensible,
Hermoso, gozoso
Celestialmente
Hilvanado en la clemencia
Que eclipsó su devoción
Y despejó oscuridades,
Llegó su luz.
En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Sideral, terrenal
Perpetuo y llano
Suavemente
Necesario en su misericordia
Que dejó abierta al corazón
Y entregó su sinceridad,
Y hubo clemencia.
En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Renaciente, valiente
Cantor y lúcido
Inmensamente
Dulce en el vocablo
Que acabó con la pasividad
Del reposo
Y brilló el amor,
Se infundió en la vida.
Ivette Mendoza
2014

Mientras tú me olvidas


Mientras tú me olvidas
Yo sueño con tu sombra
Y de ella salta siempre
Un sublime recuerdo
Donde yo te sigo amando
Donde estamos de acuerdo.
Se desvanece se enciende
Va sufriendo o va cantando,
Picotea mis sentimientos
Y allí permanece
Y me mortifica
Y la contemplo
Y allí amanece.
Tu voz, en su sombra reconforta
Y me excita y me asombra,
Del susurro a mi oído
Con ecos de antaño
Con nostalgia en mi memoria
Que no se han ido
Ni al vacío ni al olvido.
Soñar con tu sombra
A veces hace daño
Pero no es en vano,
Yo la seguiré soñando
Y recordando.
Ivette Mendoza
2014




Vislumbré dentro del recuerdo


Vislumbré dentro del recuerdo
Una sensación encantadora
Que de cerca atiborraba
Tu imagen tenue
En el latido del tiempo.
Y un deseo que se agitaba,
Se esfumaba de tus manos
A posar a las mías, a mi alma
Con la caricia del viento y lo
Abrió en un cuento
Ceniciento.
Ivette Mendoza
2014

Con dulzura en tus caricias


Con dulzura en tus caricias
se hincha nuestro amor
Con locura en tus besos
Se disipa el temor.
Cuando todo es sublime
Nuestras almas vuelan con fulgor
Y se rompen los ribetes del dolor,
Cuesta arriba, cuesta abajo,
¡Un paso adelante!
Y no hay neblina, ni oscuridad
Que nos desanime,
Eterna animosidad.
Sin cuerpo y sin tormento
Este dulce sentimiento
Este claro pensamiento
Se convierte desde adentro
En un fuego abrazador
Naciente, viviente
¡Espíritu acogedor!
Ivette Mendoza
2014

jueves, 27 de junio de 2019

No a la cuerda


No a la cuerda, donde apenas
salta el saltamontes en su ambición muda de
sus años verdes juveniles,            
pero al otro lado de la orilla
salta un delfín primero en el mar disléxico
de su menopaúsico imperio
y llega el encanto victorioso destronado, insípido de pecado,
de la piedra contra el musgo,
el musgo con su ejército profético de inocencias
la alta marea callada de despóticos elixires
la trinchera donde se combate el principio y el fin
su clamoreo sostenido en mil batallas salitres
se funden en catalépticos cuchillos de corales
de una rana que pasa, a la charca fragorosa,
por la vía ciega de las lenguas ciegas, del canto ciego,
no saltes ciego, abre la reguera y te sumerges
dentro de esta marejada,
rompe de una manotada la quiromancia de sus
penumbras, rompe sus penumbras a como se
rompe una puerta sin suspiro, a cómo has roto
mi paraíso de cosas simples, a cómo has roto
mi corazón en el último minuto de su muerte.
Ivette Mendoza


Ataviada guirnalda pertinente en su estado puro


Ataviada guirnalda pertinente en su estado puro
boca de soles salpicados en naranja
conmovida y universalizada llamasen ataviada
a un reciente calor que desvariaba aceitunado
hasta decir así en su trayecto de aventura
Ataviada está la luna en su arquitectura de semilla
Ataviada la sombra libertaria en su tornasol
Ataviada la maleza de los campos y los ríos
Ataviada la luz que nace de un amor hechizo
milagro de la caricia que cruza los caminos oscuros
de papel mojado con saliva,
milagro del que asume su destino
con su olor a toreada de trompetas,
milagro a la indefensa mano que combate al viento alucinado
milagro de la filosofía de la realidad viciada
y milagro, santiamén y fin
veinte y cinco grados a nivel Celsius
exasperado calor de gladiolos mustios
acontecido café, sorbos de vida o muerte
va sonoro el verso lila con sus voces ataviadas.
Ivette Mendoza

miércoles, 26 de junio de 2019

Arte de regurgitar


Arte de regurgitar, fresa sazonada del seno,
en el marmóreo deslumbrado de la cena:
carrozas van derrotadas y demacradas en el heno,
pero por dentro sujetan alfileres, dioses con mujeres.
Apolo en su estatura sacando más de mí en su furia
como Césares antiguos que hartaron bacanales como
en la estrella de un ojo de tremores y temblores.
Pero esto de ayer es cosa de almas desgastadas,
que enmascararon bien la envidia templada al olor  
del sacrificio antes de adormecerse entre uvas y cerezas,
por si había que llorar en la fiesta sin decoro.
Y ahí están sobre esta mesa mía que atrae las
delicias de un cuerpo y tantos dioses aceptando
esta oferta, siendo yo la primera que implora.
Ivette Mendoza


martes, 25 de junio de 2019

Anfiteatro estridente


Anfiteatro estridente,
pedazo de floresta constituido
por el que iba hacia el umbral
de aquel baúl lleno de ilusiones,
alondras cantoras
que viajan sonoras.
Dentro de ti estaba el galardón
recubierto por oro en polvo
y todo lo marchito existía
en mis ensueños.
Casas sin techos,
aldaba maravillosa
porque introducía mi recuerdo;
viviéndote, sentía
de alguna forma te recordaba.
Y siempre acercaba el oído
entre la penumbra, escucho
cómo gemir suavemente,
corroído por el metal,
del pesado cerrojo de una verja
de esta entrada quizás.
Ivette Mendoza
2018

Entre las cuatro paredes del ocaso


Entre las cuatro paredes del ocaso
cuelga mi sombra oxidada.
Cinco dedos en la mano
dulce del destino trotando por el viento místico.
De vez en cuando
un fantasma visita los laberintos de mi alma,
debido a él resurge un paraíso de ojos invisibles.
Un cántaro de espíritus dejaba un olor a flores
durante su evolución de quejas.
Yo miraba en otros lo que no podía ver en ti,
su mal hábito era irse a clarear en gris a otros cielos,
la muerte tiene algo de mentira,
por eso se disipa como humo.
Me voy en pena o me voy resucitada,     
busco un asilo en el aire transparente
y floto en nubes de algodón.
Invoco al amor y
Dios extiende
sus manos juntando nuestros labios
en la hoguera viva del sueño astral.
Ivette Mendoza

lunes, 24 de junio de 2019

Mi tierra


Mi tierra es la fuerza y valentía
de radiantes lagos y volcanes,
ensueños bicolores, gloria azul y blanco
que en tu corazón palpita cada verso
inspirado de Rubén Darío
ensalzando el coraje de tu diáfano cielo
y encendiendo tus albores.
Aroma de sacuanjoche, dulce encanto
de almíbar relatando historias
del cacique Nicarao en el victorioso
y sublime vuelo de su flecha.
Soberano sol que ilumina tu valor
y perpetúa la memoria de tus próceres
para posar eternamente en la inmensidad
de tu triangular escultura.
Y desde tu sonora garganta
sale el grito libertario
de José Dolores Estrada,
Diriangén y Rafaela Herrera,
grito ardoroso de amor y dignidad
de frondosas esperanzas,
de líricos cantos y calurosa hermandad.
Ivette Mendoza
2014


Un sol derretido, compra un vestido

Un sol derretido, compra un vestido
para lucirlo de gala. Los pájaros
anuncian en los centros de compras
su melodiosa mercancía de tala.
El invierno ya ha vendido
todos sus ajuares blancos, sus aretes de diciembre,
y se preocupa venderlos de día.
Vientos propagandísticos del piso primero su
renovación de enero.
Escaparates de zafiros azules
como ramas floridas y coloridas.
Frascos de estrellas apagadas.
Alfombras persas para volar en los pasillos
amarillos.
Canasta de cineastas y bombones
en el dulce cristal de cerezos.
Zapatones muy holgados, calzones
de la garza de la fuente triste.
Ordenador del rocío en las rosas,
balsámico catálogo y lluvia del tiste.
Ayudar al sushi de la tarde: brisa Gucci,
palillos de oro, dinamita volcánica y de peluche,
cruz mesiánica del rosario, gafas oscuras.
Febrero ha instalado luces en la foresta
y el pino inservible se pone sus anteojos verdes,
las gafas maduras.
Descuentos y deudas, deudores,
compra y venta de mi melancolía
envasada en el alma como frutas conservadas.
 Ivette Mendoza
2018




Cerezos azules, cerezos del beso


Cerezos azules, cerezos del beso
reflejo de espejo se evaporiza
por el horizonte de arcilla, con
un anhelo a su orilla.
Me dio plata con un amuleto
de lata, y era la pata de una rata.
A tu diestra generosa crece una
rosa preciosa en su hora melodiosa.
Hay idolatría divina en un alma asesina.
Un jolgorio jocoso en un sueño
perezoso de un sol hermoso.
La roja armadura del ojo se
quiebra y tristísima se rinde
a su despojo. Allá lejos hay
un mundo olvidado, es un
mundo gastado que dejó un
amor destrozado.
Estalla la batalla en su agonía
de llanto, en el infierno de Dante
y su corazón gemía, solo la
tiranía lo perseguía.
Nace con furia un átomo
se hace lujuria, nace violento,
se calma y se hace contento,
nace con luz y enciende el amor.
Ivette Mendoza
2018

Nacida antes del latido suspendido

Nacida antes del latido suspendido          
corazón de blanca y negra fronda,
esta voluntad de círculo de sombra
va contra tu fervor compartido.
Tributo de la criatura anfibia      
que su comienzo espera inolvidable
el no deseo de dama prisionera
que con un recodo aumentaba          
el destello del crepúsculo mayúsculo
y el beso cerezo de la primavera.
Ivette Mendoza


domingo, 23 de junio de 2019

Dormir bajo tu luz y vivir


Dormir bajo tu luz y vivir,
latir dentro del corazón y sonreír.
Dejar caer el sueño en la grieta
y ver mi soledad reflejada en el ayer.
Acariciar tu rostro y sentir su frescura
solo sé que así el amor perdura
cuando lo llegas a rememorar,
aunque no lo puedas ver.
Dar la mano y acompañar
por los senderos de la pasión
en el largo trecho del soñar.
Amar, amor, amanecer,
cómo derribar el espacio y el tiempo
para poder llegar a ti
en el tangible devenir.
Amor y ensoñación, dolor
que en el cielo se escribió sopor.
Resistir ante la tentación
de toda palabra amargamente
endulzada y esperar.
Ivette Mendoza
2018


Soy una gota de agua


Soy una gota de agua,
lluvia que lleva, el aliento de la vida,
brisa que, empapada, murmura
entre los ríos de la memoria
y los suspiros de la ternura.         
Soy el oleaje de mares lejanos,
santuario y sudor de la garganta del idilio,
y la comprensión más allá de tus caricias,
y nuestra emanación de cuerpos se esparce
con una sonrisa en el centro de la tierra.
Ivette
2018