Cerezos azules,
cerezos del beso
reflejo de espejo
se evaporiza
por el horizonte
de arcilla, con
un anhelo a su
orilla.
Me dio plata con
un amuleto
de lata, y era la
pata de una rata.
A tu diestra
generosa crece una
rosa preciosa en
su hora melodiosa.
Hay idolatría
divina en un alma asesina.
Un jolgorio
jocoso en un sueño
perezoso de un
sol hermoso.
La roja armadura
del ojo se
quiebra y
tristísima se rinde
a su despojo.
Allá lejos hay
un mundo
olvidado, es un
mundo gastado que
dejó un
amor destrozado.
Estalla la
batalla en su agonía
de llanto, en el
infierno de Dante
y su corazón
gemía, solo la
tiranía lo
perseguía.
Nace con furia un
átomo
se hace lujuria,
nace violento,
se calma y se
hace contento,
nace con luz y
enciende el amor.
Ivette Mendoza
2018