En la luz purificadora
hundí mi corazón
toqué paisajes, bebí los mares
mordí la manzana del pecado
percibí la mirra de los grande
templos
toqué lo agreste de las montañas
usando guía luz purificadora,
largo amanecer,
hora de dulce aurora
mis ojos se encienden
se pierden en la dicha.
Ivette Mendoza