Cuerpos unidos en las alas de un ángel,
cuantiosos serafines forman el
mundo,
senderos furtivos y comprensión de
los corazones
hambre y sed salpican los cuerpos.
Unión interminable de frágiles lazos
crean su propio afán
y se acoplan al ojo indolente del
cielo.
Ivette Mendoza