El agua que murmura. El agua
despierta.
El agua torrente y siempre inquieta.
El agua que fluye como agua pura,
encantadora o quizá, como mujer
contenta.
El agua sin nada más. El agua del
aguaje
que es fuerza, para seguir luchando
e inunda
el alma con gotas
de amor, ¡Oh agua
cantarina! Trasciendes estallando
alegrías,
fluye tan solo
fluye, sencillamente pura
y no se opone a la transparencia de
la vida.
Ivette Mendoza
2018