Me nombra el espíritu descontento
Aquí en estos días de prisa
Voy al lado de la blanca sonrisa
De los almanaques del tormento
La tierra del siempre estremece
Fecunda y descorazonada, envilece
La luna se canta espantada
Mientras cubres la espada
Tu pistilo inmaterial pasivo
Yo veo verbo lascivo
Raudo mariposeo inexplicable
Bajo los florecientes afables
Te amo, te busco, germina la vida
Te
admiro, se arrima, olvida
Desatado
al viento
Mi larga cabellera del pensamiento
Y un sonido de golpes de puerta
Enuncia al fin la
celada desierta
En el nombre de todo sentimiento.
Ivette Mendoza