Disposición divina
de aceptar lo inminente.
Temerosamente baja la noche
hacia los designados
devanando la verdad
de los sentidos y
no se puede embobar al mundo.
Te diriges a la roca inmaterial,
y disfrutas
ver arder la llama
en los ecos tardíos,
por eso de tu carne a la mía,
el suspiro emancipado.
Ivette Mendoza