Quien interroga el silencio del que
ama.
Dudoso
su infortunio ansioso de inculpado.
Enfila tristemente hacia el estado
letal
de las horas.
Obsequia el corazón en requiebro de
alas.
El pacto imaginario se pierde para
siempre
y enjuaga
sus lágrimas en la rectitud del
tan solo una tierra prometida.
Ivette Mendoza