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martes, 25 de agosto de 2020

El intrusivo junco



El intrusivo junco surge de repente, arrepentido
Afanoso de lo agrio que tan fuera cabal en su terror
Arrepentido de un ademán arácnido valetudinario
Retorcido por las calles nacía para el desamor
Endulzados de cansancios alborotase un mirada
Basta una no más, un roce de orgia y su mantel
Había cenizas que deformaban una mancha
Balbuceante, el intrusivo junco surge de repente; en                         
Estéril duelo cantó el moscón, canturreaba el moscón
Atónito buscaba el cavilar de su castaño y borrascoso
Invierno que tropezaba con la historia y el tropel
El junco surge de repente, ejercitando
Su regodeo de estrella asesina atravesada
Su pequeñez hecha cántaro cara a cara más me
Encantaría llorar, llorar para el ruego, del              
Juego que del pozo su danza cumbre persiguió
Veleidoso humo del mendaz en cuya muerte
Ventrículo cultivó, el intrusivo junco surge…
Sus garras que nunca reconoció cristal prodigio
Cuando reía era el dolor de su consciencia
Purificó calabozos en destierros tiña de su
Bondad montanera, el intrusivo junco surge…
El pedúnculo entre el silencio y la esperanza
Vida que modificó inventando solo vicios
Que había traficado con el alma...tanto deslizó
Ivette Mendoza


Cada casa


Cada casa desde su observación busca su esquina de lamentos
Cuando la noche es eterna atravesamos su dolor frigorífico
Manojos de abrojos divisan los astutos cuerpos aturdidos
Que tenían que seguir encopetados para darse un encontronazo
Con unas mañanas hechas de hallazgos, de búhos infelices,
De maniquís de ojos de clavos, de una alquimia en cenizas
Bajando al cálculo de girones, huyendo diametralmente opuesto
Observando su cauce henchido de enigmas, trepando por los balcones
El círculo impasible era el punto tridimensional de un ladrido que
Apenas escuchábamos, pero frente a frente y cara a cara con la iracunda benevolencia
El farol tocó sus veinte campanadas en el papel imborrable del insistente ladrilloso deletreo.
La puerta crujía colándose de menjunje, de vértigos, de la médula ígnea
Del fulminante tiempo, del cielo raso trastornado; el desgastado timbre
Que timbraba de horror al ver pasar el durazno mordisqueado que se
Bañó tantas veces en calores de porcelana, saludando un pedazo de pan
Muebles e ingredientes de tu alma herida, al conjuro del pergamino y
Su extrañó rechinar, que cada vaso sea el hueso del rumor vedado
El recuento de la daga y su medida cansada de multiplicar orlas….
Si era el recuerdo martirizante de un viejo fantoche que se jactaba de estos
Misterios en su paladar sanguinolento…
Ivette Mendoza



lunes, 24 de agosto de 2020

Piel en el recreo astral


Paradisíaca, reavivante piel en el recreo astral
De los astros, cardos sinsabores, brindis apetecido
De los siglos por los siglos, saliva saturnina
La ventana dibuja los designios del espectro carnal
Misterio peregrino en la memoria muerta y selectiva
Pértiga sangrienta en canturreo del pardal
Enigma inmortal convive con imagen dulcísima corrosiva
Penumbra exhausta entrelazada a un vals modernizado
Bruma esponjosa y yerma, un suspiro sin resplandor
Labró tu epidermis con dolor de estrella y olvido
Ivette Mendoza


Bajo el gemido femenino


Bajo el gemido femenino
Y su afrodisíaco incauto
El adagio del portabusto beato
Fecunda la casta piedad angelical
A su alma hambrienta de erotismo
Su lecho es la poesía ebria y su candor clandestino
La página leal y exquisita que añora el tiempo
El pistilo en el cabello desgreñado            
De esa ígnea pared noctívaga
Que espía el claro de la luna
Que hace explotar el carmesí excitante de los labios
La melodía de los sentidos y su arrebato 
El falo con su manzana que lo desespera
Para preñar el amor crepuscular en universos de acción
Para buscar la caricia pecadora
Para tocar el aire que nace entre perfumes
Mezclando su efectos rumorosos suavemente
Con encanto de lujuria al acecho
Como el espíritu sintiente de lo etéreo
El sentimiento melindroso de sabanas
De trópicos fogosos, 
De diálogos enmudecidos y enclaustrados
En una copa anhelante de Chardonnay
Atrayente a la desnudez de cuerpos
Calmadamente acentuada en espejismos
Que todo sea el eterno beso animoso 
Enroscado en el ansia
En el barbecho de la noche famélica…
Ivette Mendoza


domingo, 23 de agosto de 2020

Dibujo dibujar

Dibujo, dibujar arco dibujado, tintineando
Un papel como estribillo, matraca matriarcal
¿Qué cuánto dibujé? Acuarela divertida
Me han confundido de entre los lápices diablillos 
Y su acordeón interpretativo desde
La amistad en el caramelo del tabaco solaz
Me he enamorado de repente de las orejas 
Voladoras del señor dibujante que dibuja y dibuja
Configura el paisaje de su soledad más cruel
Es rosado, rosa, rosita, osadísimo
Deja caer su movimiento humado
Trazar un firmamento de puras alabanzas
Frutecer al centro del dibujo alabado
De elogios a elogios pule el esbozo rupestre visionario
Traza su fulgor fingido, trazamos la mirada                       
Atónita en su imagen derrotada
Paisajes de la gota pentagrama, óleo lunar
Que se adueñó de mis grafitos melancólicos
¡Oh, estallidos de lápices solventes y germinativos!
Dibújame para vivir en un invierno inerte.
Ivette Mendoza

Cleptómanos de idiomas sánscritos, balbuceo de barrotes

Cleptómanos de idiomas sánscritos, balbuceo de barrotes
Aserruchadores indestructibles infecta gloria, cataplasma dicha
Desde su mansedumbre estoico espumarajo, seso bergantín
¡Que el deber nos lleve a la inmortalidad ponzoñosa!
Esquiva la carne secreta del puercoespín, a su interior
Nunca llegará saltanejosamente, yerma su nostalgia
Es la despedida del toro que con sus cuernos de acero
Lucha su carácter evolutivo, quizás sea solo al anochecer
Voy con el cabello prestado que soñó en su elíptica durmiente
Tántalo roció en el rocío trigonométrico de toda lucha          
¿Qué más guardé en la panza de la desconfianza pleonástica?
Su amor que era la verdad, un cartón comprimido de leche que
Trincaba desde el filtro del agua en un corazón terroso
Cavilosamente su tristeza era la alegría de peces tigres
Sangra dulce hiel, sangra por los contornos del tiempo, sangra
Para derrochar sus reflejos, sangra en su lápida de ecos,
Sangra felizmente, feliz conjuro de sus aleteos ambidiestros
¡Oh felicísimo aguacero de sudor vil! Miras delicioso los
Ruidos de bombillos naranjas resecando sus neuronas extrañas
Rezumando envolturas de caramelos me enseñaron a vivir
Amorosamente por el cielo sinalefado, allí viví más de
Tres mil años luego los días se hicieron onerosamente virtuales
Taquicardia de ideas interrogantes como mi mejor tiempo
Duermevela de una plegaria remasterizada en altisonante
Exorcismo devuelve al gusano el dercho de acercarse a la muerte.
Ivette Mendoza



sábado, 22 de agosto de 2020

Amores rupestres

Amores rupestres de las alegrías los ojos de tu alma
Que fosforescencia irradian los recovecos oscuros de la muerte
Simbolizaban la hostia de tus anhelos entre bastidores
Televidentes fenológicos  tiemblan depresiones, epitafios,
Maniobras breves en un teatro tenebroso. Los pañuelos se golpeaban
Juntándose las manos en un lienzo purpurado de óxido funesto
Escribió, escribía, escribe ensanchamiento de su propia lengua
Perfidia fascinante, fascinación al grave sufrimiento hado enhiesto
De lo que escribió alcanza los límites de guillotinar sabrosos pánicos
Y dilemas embotellados de mentiras, sucede que a veces
Necesitaba que una marea desnudara mis senos fantasmales
Henchidos de un gélido vacío que tu aspiras en Agosto caluroso
Que solo derrama tu dulce sufrimiento a salvarse a toda vida
Inútil aunque la noche desplumada de surrealismo nos situara
Fijamente a escribir con las uñas del ombligo y era todo, casi todo
O casi nada, el vino que siempre brindamos infelizmente fiel.
Ivette Mendoza



Bajo el humo espasmódico


Bajo el humo espasmódico, la brújula de la palabra es
La flecha animada para tan esperanzador manuscrito
Soportaban los puntos sucesivos y la vida que precedía
En las formas rigurosas, precedían desde pantanos
De fragmentos encarnados y caducos entreabiertos.           
En la idea de plomo, asistían al nacimiento de su equilibrio
Articulado por todo lo que estallaba al comienzo se  
Abarrotaban poderosas y dormidas que merecían
De un soplido casi representando su tardío esfuerzo, piensa
Para reordenar sus nortes y ajustar las turbulencias.
Primera oportunidad deseaban conocer las garras
Del reloj cadavérico que esperaban que cayera moribundo
Por eso la palabra levitaba caliente y fatigada recorría
El suspiro vitral de su ronca voz, sí, de su ronca voz.
Ivette Mendoza


viernes, 21 de agosto de 2020

Aire y murmullo de hojas


Aire y murmullo de hojas vanidosas
Armonía de intelectualizar lo incierto
El sentimiento convertido en un árbol retorcido
Hojas de otoños que del viento se inspiran
Aires presuntuosos que se posan en el ego
Inmortaliza lo que amas
La noche es clara y declama sus claveles
Llora el tiempo tu congoja
Un poema es la puerta a un mundo nuevo
Una mariposa que brota libremente         
Desde el capullo de la ilusión…
El olvido llega al caminar anclado
Seduce el ave al alma en su señorial vuelo
La almohada pétrea estruja los ensueños
Reclama tu entorno arrebatado…
Inspírate en una letra demencial
Viaja en el mundo de tu interior
El cuerpo es un nirvana esplendoroso
Saborea tus frutos aunque sean de lágrimas
Vive bajo la quimera y su silencio
¡Aparta el espectro de la realidad inventada!
Yo la escucho cuando me promete
Aventurar a otros mundos…
Ivette Mendoza


La manera de estar atracada


La manera de estar atracada al infame sol, espuela de la fatiga
Que espoleaba hacia las ansias de su imperio mentiroso
¿Quién espera que los sueños no sean disconformes?
El grito piadoso que contemplaba suicidarse en la cumbre de
Su calamidad en las horas acéfalas con un cuervo a cuestas
Es tristísimo cargar el sentimiento sumiso en la tempestad de cosas,
Cosas que confiaban en la litúrgica llamarada, en la primavera
Desoxigenada,                                               
En la inflorescencia de las piedras contra su rebeldía metonímica,
Allí esperaba la golondrina vencer esos cielos trenzados en liquen y
Melancolía,
Hijas de sus propios universos soldados al peso de sus lenguas
Bayonetas que una vez defendieron al último espadachín que
Quería duelo y que era necesario la piel y el orgullo
La manera como quedamos atracados bajo la canción del carbón
Y la sombra del árbol vencido con su barba de agua traicionera,
Los pies de sus raíces que derramaban su cicuta de muchas razas
Nos sentenciaron a vivir mil años más.
Ivette Mendoza


jueves, 20 de agosto de 2020

Resbalosa helada resbalosa helada, relente destino


Resbalosa helada resbalosa helada, relente destino
Mojado de problemas, libando vapores maromeros
Sonido de temeridad que cae en la lluvia 
Mientras cruza el cántaro de olvidos, como manto de torpeza
Los llantos, los niños salomónicos, los llantos suspiros
Los soles abiertos, tu precario velero
Cinco fragmentos verdaderos
Ahogan en mi historia severamente
Hechizo gimiente despoja las ataduras 
A calor, acaloradamente ata cabos rotos
Se vive el presente como abandonada marea       
A la vanguardia insensata roba paridad terrícola
Si no la comprendo ese sudario de Martes
Mortaja de salpicada retórica inmortaliza
Quijotesco clamor descosido de perfume indómito
Clama involuntariamente su sangre de pavo real
¡Ven serpiente! Eso eres constata la experiencia
Trapezoide de un héroe
Constata la vista que rebusco que canto
Como ese elixir de tranvía que lleva la muerte.
Ivette Mendoza


miércoles, 19 de agosto de 2020

Fugacidad de arena centellada


Fugacidad de arena centellada
Que espera fugaz en el litoral de los deseos
Los sentimientos caldean cerca de una palabra audaz,
Y parecen tan subyugados
Dulcinea, suavemente como la melosidad
¡Oh espantalobos! tierras que esperan la salvedad
Y viví figurada porque ere un insecto melifluo que vive
En el porqué de sueños y murmuraciones, sereno así,
Sereno así, cavilosamente
¡Ah, camino de mares!
La estancia de los prismas que solamente esperan pajarear
El rejuvenecimiento de tu piel sonora que vive entre las películas
Viví como el cromado sentimiento que dócilmente vive.
Ivette Mendoza



Agosto es

Imaginando mundos en tu rostro de dolor             
Nos provee florecillas en el pensamiento
A seguir caminos de calma contra ruidos
Construidos por un bifurcado sol
En la estancia proyectada
La vida era un aluvión, con su rayo troglodita
El secreto era la piedra abrazando un
Pixel digital con fuego en su despertar
Sombra embriagante dentro de sus hazañas
Imaginando el sitio exacto donde empieza
El ruido de su tormenta
Vence su ojo manco de bisonte insólito
Anhelando los contornos del instante
Descubriendo el amor en una vía láctea
Destellando saliva cautelosamente
El sexo era inmortal y sacrosanto
Daba permiso para ir al cielo
El beso pecó en un cristal amargo y
Rompió la muralla de la realidad
Resucitando dentro del abismo
O cayendo más al fondo del
Ha pasado tanto tiempo
Agosto es de agua desaliñada   
Y de calor soñoliento,
Huraño por las noches, quemando
Mis cercanías, perdiendo la razón ignota,
El centro del consuelo o del desconsuelo
Agosto es...
Ivette Mendoza




martes, 18 de agosto de 2020

Abrasión de cuerpos

Abrasión de cuerpos, ciegamente, como los metales
Colmados, colmados, esposados, esposados
Mientras fugazmente el suspiro resucita 
Los amores son mares como cuando el ave sobrevuela eternamente
Impulsiva, casualmente, como en el espacio de su distracción
Y el latido es su diluvio de lamentaciones blancas
Que suplica levemente junto a sus sueños de celuloide
Te colma como el avestruz inquieto que no entiende
Cómo el ledo de tu manto negro nace con tanta furia
Un avatar de mariposas atomistas son las ansiedades
Inquietantes de tu galopante luz.
Ivette Mendoza


lunes, 17 de agosto de 2020

Abizcochada luna


Abizcochada luna en las noches arropada de metal eres,
Portadora de metonímicos ensueños
Huracanadas piernas de melcocha y de acrílico al gozo
Emporio grande de su nirvana alocada
Su carne encanta dentro de tu calabozo
Frutos calados en su guardarropa riñonera
Como la brisa mendicante lava madura   
Pelvis ciega, latigudo aventón de la tranquilidad
Oscura avispa de serpiente pecadora
Los perales se auto flagelan en las llanuras
Oropéndolas entre las multitudes flácidas
Y sonámbulas en su cuadratura laberíntica            
Histerismo huraño del humor y la piñuela
Mal brota su malva de entre sus labios nubosos,
Observo volantín desde mi simétrico encierro,     
Adelanta madrigal marino y explicativo
Hasta tu exorcismo fútil de tu espada bélica
La sal espera catatónica en su cruz cenagosamente
Y no caducó sus noches de letargo
Ni allanó su amor asmático en su arrebato magullado.
Ivette Mendoza


domingo, 16 de agosto de 2020

Espino y hormiga orgánica


Espino y hormiga orgánica
Renuncian blasfemas al surco acicalado
Tú tanteaste una esfera de escarabajo timbrado
En mi nebulosa pendiente de malaquitas
Deslenguada llama apagó tu lisonja
Derramándola a un abismo amatista
Tu recelo metodista,                       
Forzando
La erizada forma de tu alma
Y tu látigo epiléptico
Ha desenfocado las horas dilectas
Desglosa castidad en mi acéfala ansia,
Renacimiento de biosfera de ángel ateo
Viste tu visón con finas arañas,
Rezaron los epitafios nuestros
Construiste tierras estampadas en corcho
Atadas a tus manos por begonias hechiceras.
Ivette Mendoza