Oculta bajo el agua,
mi alma dibuja frondas de ilusión.
Aurora imponente y tranquila
cierra mi corazón con un nudo de
aroma
hasta el ocaso inminente.
Bajo los claros reflejos
lo bien acostumbrado pasó por su
horizonte,
como una tempestad sobre lo más preciado.
como una tempestad sobre lo más preciado.
En la oscuridad de tus ojos
me embriago con fragancias
de algún paraíso que hay en el allá de mi estancia.
de algún paraíso que hay en el allá de mi estancia.
La sangre de la noche de lunas
cristalinas
es el suspiro de un vago arrullo
de tu idiosincrasia sin espinas.
de tu idiosincrasia sin espinas.
Un rio cantor me devora, me devora
con amor,
con
su cantar, cantar, me roba mi pudor.
Sobre algún fundamento en esta ciencia
ideal
el sueño imaginario es mi versión
real.
Ivette Mendoza