Un pedazo de cielo. Un vaso repleto de
de alas y espinas se derraman hacia afuera.
El delirio del día se desliza entre
los muertos
con las mismas sonrisa frías y
torcidas.
Le siguen la imagen de la estatua. No
la representa,
se refiere a la curva alcanzada.
Salgo de esta
condición donde elige la elocuencia
su gangrena,
y quedando ya en la sombra, solo un ángel
blanco supo que pasó contigo.
Ivette Mendoza