Tu recurrente rebeldía sobre el
pudor
combate las falsas esperanzas del
amor
cuando erigimos umbrales en el
templo soberano.
Los primeros rayos desborda la copa
de idolatría.
La pena ahoga en océanos sin melodías
La pena ahoga en océanos sin melodías
pero tiene el don de la fruición ¡oh
alma mía!
Cantamos más allá de lo humano con
un solo ritmo,
olvidando al ave como floración silente.
olvidando al ave como floración silente.
Las alas tenaces, las garras
potentes,
lo sabedor de mucho, la soledad
temprana
un cenzontle solitario posando en tu
ventana,
la ciencia incierta, la tierra muerta,
la ciencia incierta, la tierra muerta,
todos aferrados a la vida, sin
conocer
su propia angustia, cargando ese león dormido.
Ivette Mendoza