Cuando la noche es espacio bajo la
angustia del tiempo
Magias de lenguas emplumadas se
desatan mientras
Dátiles en debilidad decadente
conforman
Rumbos ilimitados, ensenadas
arrugadas en mentol
Para incursionar en mundos eléctricos
de rosas etéreas
Si bien voy recordando dos chispas
amorosas que
Fecundó mi asombro en alma llorada
de latidos,
Llorada por la única esperanza que dejó
la noche
En puertos de saliva, en el zumo de
metales y
Consciencia espantada socorrida por
estrellas apagadas
Cuando era pasmoso ser un universo
de lunas y abedules
Y escuchar sus exhalaciones de cimas
iluminadas
Unge el mentón de los recuerdos,
destroza sus muros
Gélidos, que deje de tocar su lira
pecadora
La lámpara superficial que engaña a
todo aquel
Que no se ha reconstruido con un
solo rezo y dejó de iluminar
Que anula el sentimiento en su seducción
de bronce
Habría que ajustar cuentas con el
juramento prohibido
Mezclar la historia hasta debajo de
tu interrogada piel
Y ser la cobija que te auxilia a la
hora de una fluxión
Existencial con dosis mortífera de filos de obsidiana
Ivette Mendoza