Sólo un lloriqueo inmóvil y
extravagante
Una lágrima derramada hacia el
litoral de la metáfora
Corrigiendo la dimensión del ojo en
su línea umbilical
Hubo un párpado de virtud obediente
a su antojo
Extrañamente parecía fabuloso pero
era de enojo
De repente tomó una nueva ideología de
delfines
Aunque no lo creas, el llanto permanecía
en un éxtasis
Menstrual pero pensaban que era un
agobio narrado
En el caparazón de una larva de
rictus jovial, hoy pálido
Y blando partido en dos por un rayo
para erradicar
Su inocencia Infantil que estuvo
anclada en una
Navaja paradójica que era la mano
traidora de Atenea
Era ella la que robó mis joyas históricas
que yo
Había ganado en una lucha titánica que tuve
En la desembocadura del rio de suspiros
Como ahora solo vivo en los ríos y
los mares
Donde las sirenas navegan con
chalecos flotadores
Y en el invierno nos dan un show en
patinaje de hielo
Era constante y clara esta
experiencia marearse
En la marea, marear sobre la
marejada mudar
Cuantas pieles mudas habrán tenido
Negociar su nerviosidad que iba en
aumento dentro
De burbujas de agua hasta llegar a
la necedad
Y la nariz de una cantera de coral tembleque
Mi cronométrica misión era evitar un
derrumbe
Hecatombe en el reino de una alquitranada
hormiga
A la que me hizo llorar alguna vez
al morderme
Ivette Mendoza