Pelícano en cubeta por caparazón surca los
espacios en
Laguna estática de ansias maduras y
erráticas
Circundaba preñada y estremecida en
vasto suelo
De alcanfor
Era nuestro amor su intimidad
desnuda
Su energía y su fuego de la sombra
asombrada
Pariendo juramentos en objetos
fallidos
Flecos iracundos compran universos
de ficción
Como en sabores mentolados de elocución
Para entregarnos a interpretar la ronda
de un grillo
Cuando en tu corazón y el mío
Había un presentimiento puro aroma
de begonias
Entramos por las corolas desdoblándose
al sentir
Nos escurrimos por los poros de
diamante y surgir
Formando la partícula yerba
trasnochada
Pero nunca perdiendo su ternura clarividente
albada
El pelícano se volvía poco a poco
Un esqueleto riente lleno de frutos
dorados
Queriendo atravesar alado la laguna
luz para no codiciar
Perfume ajeno
Ivette Mendoza