Manchada odisea
Manchada
odisea como la camisa de fuerza cefalópoda de un andar megalómano solitario del
vértigo, aun así atrincherado en cojera el pelo cano se inventa nieve y no hay
ungüento sintáctico para aliviarlo, ya no hay más que ediciones de paisajes
disciplinados con el alma. Y en estas esdrújulas sístoles viejas el olor a
barro retorcido cuajará como alacranes arrepentidos pero sonoros tras los adjetivos
huesudos, luego se escuchan , millones de ellos reptando en las ruinas del ticket
polaroid, porque es la paz de un forastero hasta el fin y su corbata de
mantequilla. Arcaico como el dinosaurio en el morral de los deseos del fuselaje
enclenque hecho sequía, coexistido en cuatro trozos de plenilunio pero rescatado en
arenal, mi aguacero homónimo ilustre minúsculo polvorín que explota como grapas
dispersadas, esas que quieren liberar finalmente la tierra del codorniz.
Ivette Mendoza Fajardo