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martes, 15 de octubre de 2024

La Gaita del Corazón y el Espejismo

 La gaita del corazón toca a diario,

por la grandilocuencia de los espejismos,
bajo los gradientes esquivos
que no se insubordinan ni se desploman.
Irreductible, esta cadencia persistente
alienta los otoños desgastados.
 
Antaño, era el tiempo insaciable
de las esperanzas provisionales que sí terminan.
Antaño, era la barba del amanecer cantor,
urdiendo al alba a laborar en sus jornadas vedadas.
Solía entonces encarar al espejo incesante,
y me adentraba en la trampa del amor.
 
Cada hora rondaba por los almacenes del ayer,
y les surgía lógica a las aves especulativas.
Pudo haber sido mandolina, siempreviva o farallón,
y sólo fue enigma disfrazado de habichuela.
¿Para qué, entonces, el astuto martillo
que disipa, sortea la realidad esquiva?
 
En el núcleo de una luna ardiente,
se agita la vorágine incandescente de su destino.
Ivette Mendoza Fajardo