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sábado, 26 de octubre de 2024

Sinapsis del Presente

 ¿Para qué imaginar redes de futuros compulsivos e ilusorios,
si las sinapsis de hoy nos bañan en impulsos implacables y amanecidos?
Si el entorno abúlico de la aurora es un cóctel neuroquímico que nos corroe,
y cada respiración del fuego del sonido enciende y apaga circuitos,
degradando asombros sin piedad en nuestras conexiones, en los huesos
del oxígeno claustrofóbico, una a una, temblando de miedos.
 
El presente es un raudal de pisadas lentas que se diluyen como
descargas de potenciales de acción en declive,
perdiéndose en un vacío declarativo en el bulbo universal,
de otoños contorsionados, como una señal de palabras extraviadas,
como un desconsuelo venenoso donde nos rendimos
ante el naufragio de impulsos fugaces.
Hoy, el hipotálamo registra nuestras pesadillas con despiadada precisión,
dejando en la corteza una nota de silencio, una pausa de neuronas vivas
que apaga el ánimo, que adormece la acción, revelando
la frágil orquesta de nuestra existencia.
 
Este hoy cae como un goteo de neurotransmisores en la vigilia,
como destellos en la memoria repetida de la apnea del sueño, que afina
mis oídos para sintonizar con el universo oculto de mi ser, o como
la mielina erosionándose en el reflejo de un sedativo del recuerdo.
¿Para qué hablar del mañana, si cada conexión es niebla sobre la almohada
y el futuro solo una red de impulsos sin mapa, una red de neuronas tejiendo
fantasías en la niebla sináptica, hilando los sueños que definen
nuestra travesía humana?
Ivette Mendoza Fajardo