Luces de la foresta que iluminan el
camino
De regreso a casa.
La noche se posa en pedacitos de
luna
La noche se cierra en nuestros
corazones,
La foresta cantaba su canto florentino
haciéndonos esperar un largo
amanecer.
Tantas luces al clamor, ¡Tanto miedo
Dios nuestro!
Miedo a lo incierto, miedo al
descontento
miedo a los árboles con sus negras raíces
porque de
ellas proviene, del mundo,
sus
quebradizos anhelos.
De regreso a casa atrapados por la
luz
Que nos amamanta con su infinita iluminación
Nos
mezclan en las circunstancias
Sin
razón alguna.
Ivette Mendoza