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domingo, 18 de marzo de 2018

Acuario tallado de pececillos

Acuario tallado de pececillos
en el entresuelo pensador
cien mil años tras el cristal.
Corroboración de mañanas
soleadas junto a la soledad rítmica
sobre el papel y su germen pasional,
lumbre.
Presagio del remo y la barca en
en mis noches de luz compartida.
La fragancia ideal para tu sonrisa
vencida regenera el amor que
reposa en nuestras almas.
Son y estrofa de tu mano bienhechora,
crepúsculo de una flor refulgente,
lo verde, verde que emana mi
follaje interno. Lo blanco, blanco,
lo oscuro, oscuro de un invierno
eterno y duro.
El pez que se curva en la curva
del agua, el recuerdo que me hace
reír, el relámpago en mi borrasca
del deseo, el borde azur de la arena
con sus playas difusas por donde
pedaleo.
Ivette Mendoza

sábado, 17 de marzo de 2018

Como crédito o saber

Como crédito o saber
como nadie y como jamás
de la verdad a lo eterno
de lo máximo a lo mínimo
del latido y el entrever.
Del tiempo y la velocidad,
la distancia vigorosa del amor.
La conquista del sentimiento
que implora tenaz circundando
en el ciruelo.
Porque todo es el pensamiento.
Porque todo se pierde y se gana
con solo la mirada.
Porque el amor es mío y es de
todos.
Porque todo es vaivén de la marea.
Y en la negociación de la palabra
solo he de beber agua para el
recuerdo.

 Ivette Mendoza


La semilla crea una idea

La semilla crea una idea
en lo sustantivado de la magia
y en la inexactitud del sueño.
Siluetas y monumentos
en uno a uno, en otro mensaje
como en los libros su versión políglota
verificada Gólgota.
Como luz suspendida al signo
medieval al azar de elegidos teoremas
y transformables parábolas-morfemas
entre la flexibilidad de todo lenguaje

y la razón del corazón.
La paciencia del verano ofrece bombones,
escarmientos de frutos amarillos
Mayo prende el pensamiento con binomio
absoluto y el pronombre excede su pavor.
Ivette Mendoza



lunes, 12 de marzo de 2018

Almacenar mil aspiraciones

Almacenar mil aspiraciones
en árboles ególatras
narrar siempre, tu amor
en azul pomposo
cuando llega
una cabrita
a empujar las caderas
del aire oscuro
agitarán alguna vez las ramas
su barba en remojo
bien podría venir el yeso
a ennegrecer objetos.
Ivette Mendoza

El enojo de Ezequiel habla con la e

El enojo de Ezequiel habla con la e
en ecos repletos de enredos
vertiente de Éufrates adyacente
emanar de uñas ante lo excéntrico
las brisas caricias y remedos
regresan cantando lloviznando
hombre de promesa estresante
túnica estrafalaria latosa y quisquillosa
vivir en la tarde soleada artificiosa
con la alondra amarcianada
bajo sus alas carnívoras.
Ivette Mendoza


domingo, 11 de marzo de 2018

Pinol pinolillo que saborea la esperanza

Pinol pinolillo que saborea la esperanza
en el corazón averiado pinol pinolillo
pinol pinolillo con la sonoridad nica multiplica
pinol pinolillo que se sirve en la mesa con destreza
pinol pinolillo para hacer crecer la familia
pinol en cualquier momento te auxilia
pinol pinolillo de pura sangre nicarao y valentía
pinol pinolillo mata sed mata hambre
pinol pinolillo en una jícara servido
pinolillo para cabello negro y amarillo
pinol que alumbra como un farol
aromado se derrama en mis labios
guardando la historia de muchos siglos
llenando, abarcando la ilusión y el deseo
pinol pinolillo de lágrima sembrada en el surco
llanto contenido en el blanco y azul perpetuo
pinol pinolillo del maíz dorado recordado
sencillo sabor de mi infancia añorado desde
la  distancia, y no me olvida y me siente.
Ivette Mendoza

sábado, 10 de marzo de 2018

Levita el cuerpo en su segunda hora

Levita el cuerpo en su segunda hora.
Conoció surcar el abismo, como un eco fulminante
Anduvo errante antes más que nunca,
frente al monorriel de fuego al orar.
Como mujer designó la soledad:
¡Liviandad, rotunda liviandad!
Bien brillosa la coraza desde el fondo,
solo el viento lo arrullaba angelical.
Después visitó la cueva de lo mortal.
Y todo lo que existía ya era cenizas.
El primer ágape se amenizaba bajo candelabros brisas.
El verbo ebrio hablaba entre las rocas
para acabar con la espiga que sembraba el enloquecer
y empezaba en el punto eléctrico que lo ataba al ayer,
al empezar,
trascendió hacia una quimera de nube blanca achicada
tres minutos después al amanecer.
Ivette Mendoza



viernes, 9 de marzo de 2018

Un gran estruendo de música

Un gran estruendo de música y salsa
que agita y retuerce las caderas,
unas piernas ardientes, fragua de volcán
mueve la cintura y el corazón. Arranca y arranca.
Una marimba fogosa, humosa, que se entona
por el intrincado trópico de mi adentro.
Con el batir de pinolillo, al son de los dos bolillos     
empieza la suave melodía
y se vuelve activa y dominante
para poder ablandar la aspereza del camino.
Vamos manos, pies, millas de juventud  
agita y suena a toda magnitud.
Un paso adelante, media vuelta, otro para
atrás, mientras tanto saca el llanto a borbotones
con el tambor sonoro de tus labios y de nuestras
rítmicas pasiones.
Ivette Mendoza

jueves, 8 de marzo de 2018

Emerge un sacerdote de estrellas

Emerge un sacerdote de estrellas 
emerge desde del fondo del mar
con la musa de soles se viene a casar
quiere hacerlo, hacerlo sin pensar.
Letras, cartas, corazones topacios
los heraldos y dódocos
recitan los versos necios,
son versos puros de locos,
han recitado después de haber comido dolor
embarcan púrpura a babor
dicen que la matemática es pura, 
pura, pura habla- dura
secante en la métrica algebraica
se da Ática sideral y arcaica
como esculpe mi cuerpo como antes
como huye de mi Hierofante 
dos cuernos a mi cabeza
y se refleja en mí la tristeza 
un talismán que hiede a tumba
cuando retumba la samba 
¡Que va! Hierofante es un traidor
es más rojo que el rojo
mas tarot que el tarot
más picante que el picante 
levita en las playas desnudo
muestra su tercer ojo peludo 
se hace llamar el viudo tartamudo
deleitando la vagina del Olimpo,
déjame tu sangre de vagabundo.
¡Qué sagrada la estrella!
Ivette Mendoza

miércoles, 7 de marzo de 2018

Mesa que se viste con mantel triunfante

Mesa que se viste con mantel triunfante
me ilumina el sentimiento, en mañanas de porcelanas.
Siempre a la hora del desayuno, los platos empiezan a tararear,
siempre es la hora cuando los pájaros empiezan a cantar,
la base principal es el café que como latigazo quita el sueño,
dentro de las tazas pende un orgasmo extraordinario,
dentro de las tazas ibas tú, herido y solitario,
y yo con tanto argumento te ahumaba el momento pero
las vajillas familiares me inducen al sueño de coqueta,
para que los besos sean más jugosos,
pasando a vencer la lógica de los cuchillos,
mientras tú te quedes maniatado a mis brazos.
Siempre a las siete en punto de la mañana
se cura toda herida de los descalabrados corazones
seduciéndolos, abrazándolos, acariciándolos
porque los tiros en el blanco desatan la tentación de despreciarse.
Dame otra taza de café, ofrécemela, sírvemela, endúlzala
y así nos pasamos la vida Premium dorada,
late o cappuccino, aroma de aurora, oro, oro,
tango de mochaccino alumbra soledad.
En el tanto palabrerío las tazas pueden llegarse a romper
y no podemos darnos el lujo de lamentar en esta mesa del amor.
Ivette Mendoza



Voy de la ambrosía al tiempo y al olvido

Voy de la ambrosía al tiempo y al olvido
quimera fugaz de un corazón níveo en
una palabra desusada que Morfeo iba susurrando
e invitó a Venus a probar lo mucho de su encanto.

Voy de la ambrosia al tiempo y al olvido
aire fresco del Olimpo y al dios rogando
sollozos que en su eco van apareciendo
en mi sueño y en su ahínco se hace intrínseco.

Voy de la ambrosía al tiempo y al olvido,
y ya no es tu cicatriz un asunto de amores
tan sólo del tiempo y el olvido la aventura
del silencio inmenso invocado, su atadura
dura de cuerpo y alma, su partitura,
letras de antaño, en diez mil lenguas recitando.
Ivette Mendoza


martes, 6 de marzo de 2018

Más dulce

Más dulce, con pura miel,
una esencia sobre mi piel
otra en la gloria de tu memoria.
Laborioso trabajo de abeja
bajo la misma colmena, añeja
como una escapatoria.
Miel que nos rejuvenece
y es siempre el néctar pegajoso
con su aroma flor de alumbramiento
con lo dulce en la esperanza y el apasionamiento
como remedio de todo mal, milagroso
como alimento del amor ¡Dios santo!
viscosa entre los sentidos, mientras tanto,
más dulce, con pura miel.
Ivette Mendoza


domingo, 4 de marzo de 2018

Pedazos de hachas hechas de aches

Pedazos de hachas hechas de aches alabándose,
traspasadas por el coladero;
clarinete y carne del carabinero,
mansas y reencarnadas en febrero.
Atravesar el escupidero del cerebelo
será todo lo doblado y embustero
que distingue a mirar por el espejuelo
para inhabilitar la oscuridad.
Licenciatura desconectada a la afinidad
y cretina en el ojo de la mente
la flojera de la cuerda menta y tú, temen
duodécimo conteo ante los ojos de radar de Dante
caballo del tálamo descabellado
qué rompecabezas te rompe la cabeza
qué repercutir de repente causa rencor
subiendo al puente de lo refrigerado
con certeza la psique lo derrite sin pudor
no anda Macedonio cortando macachines
el liberalismo ahorcado con sus mismos calcetines
fuego para liberar lo liberado durante el calor
para deshacerme de ti y llegar a la mitad de la liberación
para pasatiempo sin odio en la odisea
yo tengo enfermo el corazón
yo tengo enferma la razón
yo perdí la cabeza por Filemón
un pedacito de hombre que le arrebate a Atenea
campana campanita campanea victoriosa
ira irlandés de la cierva vanidosa
si cambiáramos una escandinava por esta mocosa
diversidad del hilo dental de una valiente escaneada
elástico, elástico elije al electrodo en un empate
más mi locura me hace comer solo cacahuates.
Ivette Mendoza

sábado, 3 de marzo de 2018

Te cuento, fábula del tiempo

Te cuento, fábula del tiempo.
Fabula medieval del viento,
al viento por el tiempo.
Fabula que decide engañarme
de mi inocencia a mi juventud.
Devuélveme la paciencia
que perdí con el tiempo,
del viento contra mi quietud.
Fábula de tono cancionera
por el talud zalamera
de dos en dos de diez en diez
van los siglos con las orejas al revés,
del viento al tiempo, al viento
fabula, de los cuernos corva,
a quien le estorba, a mí, al tiempo
del viento, viento puro cuento.
Ivette Mendoza

viernes, 2 de marzo de 2018

Invento - sed de justicia

Invento - sed de justicia
me obligan a contarte un cuento.
Palabra- secuelas- cerrojos
dicen que te quiero mucho.
Venas –baranda-blanda
agranda su brasa el ojo.
Burbuja-brillo-almas- abrojos
que lo testifiquen como hiedra.
Neuralgia-casamiento-piedra
que le de mi manto de dolores.
Azores-garras-sepulcros
la misa empieza a las seis en punto.
Beethoven-Samuel-Israel
que te hice labios pulcros de papel.
Calla-calla-calla-canalla
¿Que qué? Ud. se pasó la raya.
Bermeja-abeja-miel
ruego a Dios por estar juntos.
Ivette Mendoza

jueves, 1 de marzo de 2018

Ansiosas alas

Ansiosas alas,
tan sutilmente,
tan simétrico volar intenso,
tan vigorosamente, tan fatigosamente,
las blancas alas, el pájaro eterno.
Alas para volar, terciopelo cielo,
profundo vuelo inmenso.
Tan breve e íntimo y constantemente.
Ser blancura y ser ternura
y ser paisaje instintivamente
como en su ronda fronda, como en su
alfa y omega, calmadamente,
tenazmente existiendo.
Va volando tranquilo desde lejos,
guardando la liberación en sus alas,
cariñosamente, exitosamente, eternamente,
volar en el panorámico cielo,
ave, vuelo, duración,
revoloteando luz hacia la luz.
Ivette Mendoza

martes, 27 de febrero de 2018

La vida da vuelta y se mueve

La vida da vuelta y se mueve, se mueve
y se mueve, entonces guerra llueve. 
Una luna de agujas borda el valle de lo imposible.
La fresca niebla envuelta en el torbellino inaudible
de las fieras en la dantesca calle.
Una mano pasamanos esclarecía la malquerencia
y conoció todas sus flaquencias.
El viento es un fantasma que bebe su misma esencia
y produce olvido de su propia miasma.
El muro que detiene mis tormentas y mi afrenta,
son los bramidos de árboles caídos.
La lamparilla de la tarde se expande en los huertos,
y me lleva más allá del horizonte del saltamontes
y de la aurora del cenzontle.
Tirador de piropos,
tu labia se destapa en la lluvia y en la pena,
me desprendo de la pugna y el vacilón,
recordando la noche cuando perdí la razón.
Nitidez acabada en el deseo, suma de cuerpos
transparentes y enarenados; sus desnudeces despojan
el brillo de los soles de universos enajenados, de playas
refulgentes, ante la lucidez del alba del alma.
Ivette Mendoza

domingo, 25 de febrero de 2018

Chispean diamantes primordiales

Chispean diamantes primordiales
del cielo inverso del recuerdo,
tersas emociones matriarcales:
de ofrendar la cigüeña, por una quimera.
La misma, que vuela en simetría,
estrepitosa odisea en primavera,
hunde su grave resonancia
en precipicio de chimenea ennegrecida.
Así mismo, pare en un rincón oscuro,
contra el sólido cuarzo de los muros.
Rimo cigüeña, rimo de la mañana
al mundo y rimo, en lo divino azul 
de este beso moribundo.
Ivette Mendoza

sábado, 24 de febrero de 2018

Testifica un báculo

Testifica un báculo,
¿Cuántas historias
se irán formando?
por eso yo voy temblando
salpican las noches. Sólo salpican
rizados retoños de caras sin diéresis
donde tendrán que disecarlas a medida
que el sonido repite su audacia contenedora.
Me conmueve subir tanto peldaño por años
juntando tu cuerpo al mío y dormir junto a las acacias
cubiertos bajo un mismo crepúsculo mayúsculo.
Ivette Mendoza

viernes, 23 de febrero de 2018

Plañideros sauces

Plañideros sauces
para cuerpos en necrópolis:
el antifaz de las agónicas larvas
va solo por las compuertas de la vida
para sembrar falsos florales

para escalar falsos umbrales
por los sepultureros del amor.
Y entonces las flores

empiezan a destilar un rábico hedor.
Ivette Mendoza

jueves, 22 de febrero de 2018

El corazón fosforescente

El corazón fosforescente
para el amor metódico,
amoroso y preciso para
avanzar sin dejar nada.
En la práctica y en el delirio,
su voz definitiva debo estar de
acuerdo con mi destino.
Donde escucha lo pasional,
concentra su atención.
Donde construye su terruño,
tiene un movimiento de avance.
Donde comparte su clemencia,
me enjaula.
Donde lleva sus cristales milagrosos,
su luz es inexorable.
Donde serpentea su agua pura,
es la fuente de mi sonrisa.
Donde exhala su suspiro liberador,
mi espíritu libre juguetea en el
espacio de su fosforescencia. 
Ivette Mendoza


martes, 20 de febrero de 2018

Figureo del San Quintín

Figureo del San Quintín
encima del Titanic suicida y malandrín 
reconcilia el último párrafo lisonjero
de lo que ya fue amaestrado primero
de lo que anduvo errante entre la gente
de lo que el cura echaba en la basura.
Una cosa que le era conocida como proverbio
una cosa que alborotaba a todas las mujeres,
las mantuvo así, ante la vanidad del mundo:
con el figureo de mantenerlas siempre juntas,
con la justicia de la ley que era más que perdición
con las muchas avellanas, cidras y manzanas
con el bacín donde guardaba la pestilencia del dundo
con su difamada sotana, toda rota y desguazada.
Y se ríe, porque lleva el corazón mancillado
Y se ríe, porque cae como gato panza arriba 
hacia al pecado.
En el naufragio de su barco
va su mala yerba como compañía
sin nadie que lo pueda socorrer 
sin nadie que lo llegue a querer
en el mar pierde las esperanzas, 
aturdido chatea maldito, polilla.
¡Ud. no es ungido ni bendito!
Llega la sentencia en su concha marina
¡Bebed del agua,  hasta ahogarte!
O pon tu cabeza bajo la guillotina.
Ivette Mendoza

domingo, 18 de febrero de 2018

Rechino de cuerpos fatuos

Rechino de cuerpos fatuos
rechaza la desdicha ignota
Dios los crea, los cubre y luego se descobijan
en el círculo puro de cuerdas filiales.
La polea es la medida del tiempo
que muere mil veces,
vamos al cataclismo que suma espuma
todos los días junto a la hiedra que la hace
parir hasta alcanforar la inmortalidad.
Pesa en mí una nube triste y es solo
evidente en el ojo derecho y tu
si vas a mi lado es porque amor siempre
te he dado.
Yo digo -sentencia -cuando creer ya no
es ventura sino desventura.
Yo digo –delirio- cuando todo sofoca aun
tus besos en mi boca.
Yo digo –llanto- como una música de
máquina virtual,  lúgubre y fatal.
Y si falla el corazón en su tuerca-alianza,
terca es su desesperanza, muda cual roca
su afección toca.
Estoy meditabunda como la serpiente
sapiente, aunque tú me sigues la corriente,
más nada es tan amargo como mirarme 
fijamente con esa mirada profunda.
Ivette Mndoza