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martes, 11 de febrero de 2025

Fragmentos Otoñales

 Como una locomotora cegada por la niebla,
la geografía de los pernos puntiagudos labra senderos eluctables
entre el aroma del geranio amistoso y
el silencio sabatino de las súplicas.
Nadie ofrece, nadie palpa la suavidad del satén
en el consuelo.
Las cítaras del sollozo perfoliado
están exhaustas, hasta el punto de derramarse
sobre una nueva luna de espejo musical que cruza por el aire
buscando miradas en callejones desvencijados.
La avenida clama en soledad silvestre,
y entre los escombros que devoran las manías de una figura,
de cera selenita, se desvanece, pero,
¡aún flamea un estandarte hacia la abundancia inusitada de besos
con investiduras casuales!
¿suplico absorta por un alba pacífica y duradera?
En un compartimiento lleno de fragmentos otoñales,
las rocas de la afonía chocan entre sí, transversalmente
y un crepúsculo altisonante y ciego se pierde entre tus brazos.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 10 de febrero de 2025

La Quirina Vieja y Gozosa de Vida

 La calavera gozosa de las quirinas viejas,
chorreada de pavores y amores en astros soberanos,
la cabellera pagana de las aldeas solteronas
y un mal de hora buena sobre el toldo vespertino,
el pelambre contribulado que brota de la nostalgia,
son los cielos fanáticos, enguantados de frondosidades enajenadas;
sobre la caja cegadora de escarabajos sin copetes alarmistas,
flameando sus calcetines rotos, con celos de duendes claustrofóbicos en los
desvelos impresionados.
La viudez con flores señoriales de confiada compañía,
que atraviesan, sollozando,
el callejón del duraznillo que patalea,
protegida por sillas quinceañeras,
como muebles ahorcados y tapices ilesos
como cascabeles cornudos;
es lo mismo que si yo digo:
"¡Tierra flaca que discurre novedades cabalgando!"
Se quiebran todos los corazones de los muertos
de voluntad atlántica.
¡Almanaque de azafrán al saborearlo!
"¡Gime, que gime en su aventura!"
Ay, llanto discriminatorio,
aislado con axiomas de discordia viradas y
algebraicas, de iolitas licenciadas, se acercan a
soplar el impulso de la muerte, van como diciendo
“¡Al pan pan, al vino vino!” cuando toca la campana
de países automáticos, a conquistar el ding dong de la vida.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 9 de febrero de 2025

Topos Racionales

 Jirón insigne, sin malabaristas digitados,
brinda gratificación a camisas rencauchadas, preferiblemente forasteras.
Humeral melifluo de una casta pesarosa, con o sin enseres recelosos;
se encarnizan piezas energúmenas, también se brindan
servicios de lavados de cabezas de almas sexagenarias.
Aquella fragancia a pellizco, tan potente como la espada que la contempla,
emana del norte de los logaritmos occidentales,
al igual que maquinillas descalzas elogiadas,
y la voz de criptógamas en movimientos contradictorios.
El animal de lo cibernético sucesivo y la melodía de Cromañón
se abrochan la bufanda colúbrido de la locura medieval.
Y aún el camino tecnológico ebrio, que cura en posición enlistonada,
llora mientras camina por todas las esquinas de galaxias idiopáticas
y se espulga a las urracas sobre terciopelo vivaz con cien letras dominicales
por la izquierda.
Y frota el letrista de los topos racionales como un cansancio que va
desde la pierna trasera del mundo más polémico, hasta
en aquella tienda desalmada que transfiere torpezas y desmanes desnaturalizados.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 8 de febrero de 2025

Almas Impías en Paisajes Desgarrados

 De improviso me atomizo, y colapsa conmigo la esfera encriptada

con micro entidades infantiles,
de cráneos lacónicos en el éter desolado;
son las cubiertas tóxicas, en ruinas, hirsutas, y el escorpión de los yermos,
el candado porfiado que mutila la esencia al nómada,
los roedores y arácnidos huérfanos del ante cielo,
el arrabal traicionero, belicoso y nihilista,
el felino escuálido que se precipita desde la penumbra errática,
y el astro, escindido de histeria, irrumpe en la noche, en lo abominable,
con el rostro velludo de validaciones,
la grúa inepta del tedio cotidiano,
en contienda con las ilusiones,
en el confín enfermizo y abstracto,
ese aroma profundo y sintético del colosal geranio de piel iridiscente,
el acordeón mendigo de los esquifes emergentes,
la logística del anzuelo que uno desgarra autoflagelándose,
mi pequeña, una sombra vagando en tranvías que jamás partieron,
en la coyuntura delirante, sin sendero pionero,
donde surgen, enfrentándose por almas impías,
una guitarra hosca por continente y dos cementerios
por las chimeneas dramáticas,
y exacerban todos los caminos.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 7 de febrero de 2025

Inventarios del Delirio

 Las madreperlas ostentan su aritmética, fielmente fraccionada;
sus egos, con libertades restringidas, caminan solos,
como latiguillos desprovistos de liderazgo y mitocondrias activas.
Imito el adverbio huracanado;
imito la insulina del infinito, preludios de futuros comicios;
imito la madeja del ópalo en síncope, dispersando sones.
Despilfarra sus esencias ovíparas, desguazando corolas castradas,
si la palma no se bifurca en su laberinto;
lo bifurcado será un nicho enlajado, exento de jabalinas ilegibles.
La ortografía carrasposa suplica:
asume, aunque los berrinches de las casas resuenen,
ese beso de crisol azafranado, precursor de
metáforas estresadas;
su locura, desatornillada, es
un par de gafas homónimas, clamando los saludos más tristes.
No te enlaces al vapor de su juguete con emblemas pesimistas.
Que tu niebla subjuntiva brame, aunque recorte
la goleta de los verbos de su instinto endémico:
¿Quién cuelga un diagrama enfermizo en el clon de la imaginación?
¡Oh, sangre de electrolisis elemental, campante en tu redil!
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 6 de febrero de 2025

Humor isomórfico

 Hay estratagemas en los espejismos díscolos sobre la mar,
conciertos de cencerros musculosos y pertrechos perniciosos.
Uno recorre las claraboyas biliares clandestinas,
atraviesa los acueductos extrapolares de fantasías diurnas;
y por escueta eventualidad o destino,
encontrará brebaje de humor isomórfico
en un dique entramado con idiosincrática fumarola.
Encima de todo,
un retrovisor con migrañas visuales,
desfiladeros que se constituyen en los encéfalos empalagosos
en el aire que escolariza las moradas neurolépticas—
se granulan levemente de eternidad
bajo el grifo inequívoco del firmamento mohíno.
¿Cómo raspan las garras del efluvio dogmático la yugular
en los agujeros del dolor fusiforme?
¡Oh pañuelos encañonando las interminables voces
de los reyes magos, deciden especular con grato pavor garboso!
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 5 de febrero de 2025

La bruma de la Ciencia

 El fracaso de la ciencia es el trágico subconsciente
que chorrea por los axiomas femorales de los siglos,
y en las mañanas maximalistas,
los estornudos de la bruma, empavesados.
 
Los hospicios de la herrumbre han llovido hasta los rincones,
nocturnos del martelo y sobre los fuegos tristes del alfil;
estilan un espectáculo triangular de inercia rota.
El placer afeitado de terrosas soledades
es una cadena que amarra a las entrañas del hierro gutural
con los puntos deshabitados de burlas hipotecadas
que preguntan en aguas abstraídas.
In the breeze that separates the toothless huipil
that dresses infinity
under the snooping switch of the skyline.
¿Y duermen todos ellos con los dólares del tiempo, amarrados a
pizarrones inmigrantes debajo de sus puentes estrafalarios?
Duermen andando,
las ametralladoras atribuladas y amargadas que oprimen
su consciencia de sombrero oficioso abandonado.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 4 de febrero de 2025

Corrosión Abreviada

 Corrosión abreviada
bajo el tablón que guiña su anexión,
maceran morriñas hollejudas —
la puerta de aroma cruel
deriva hacia burlas encubiertas;
insectos, con nombres gangrenados,
besan mi corazón viscoso,
despojos que lamen la desdicha.
 
En las calles de temeraria timidez,
se erige un mortero de economía vacilante,
astuto, dañino,
amontonando los escombros
de lo que una vez fue adorado.
 
Entre mi soledad marmórea
y el revoltijo que somos,
se extiende un silencio democrático.
Fragmentada, resurjo:
siento el golpe severo del rastrillo limpio abellacado,
clavado en un esternón de astillas inesperadas.
 
La macana llora su macrocitosis encorvada,
descubriendo su llavero lloroso
entre el pez hormonal
y las trivialidades del hogar huecograbado.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 3 de febrero de 2025

Arcaica Afonía

 Arcaica afonía de un desgarro incoloro
que convulsiona,
o, más bien, deja paralizado el vacío inseguro
para esquivar calambres encubiertos
tras el chícharo cobarde.
 
Frágil el cordal, satírico la horma endeble,
dictatorial, la penumbra que emana
elemental en su motocicleta movediza.
Apocamiento al reclinarse incierta,
seguridad en saberse ducha:
hormiguea el abecedario oval
—fricción estridente de la mandíbula labriega—
en la igualdad.
 
Concordancia aguda, como filo jubilado,
ademán nulo para el detallista,
para la gravitación del grito que fecunda
un hidalgo velo entre partículas de franqueza:
—desveladas armazones alertan
el paso embriagado del frenesí,
la exorbitante gota encarcelada—.
 
Mojigato camino iliterato el vértigo,
como integridad desolada
que se dobla ante la mitosis mitológica.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 1 de febrero de 2025

Ignición del Desvelo

 Oh, ignición del desvelo, fulgor perpetuo,
lengua despierta en la pupila fosfórica,
brasa nómada de mi verbo desmembrado.
 
¡Llama caliginosa, mía, irrevocable!
Cuando el alma extraviada la toma y la vigila,
se funde en la órbita de un ojo insomne,
se retuerce en el ombligo de la visión febril.
 
Gardenia incinerada, atrapada en su propia hipnosis,
marea exánime que refleja el ocaso contemplativo,
fécula ardiente, sus cenizas se esparcen al viento.
 
¿Ritual en alta esfera o sombra crepitante?
Luz sometida en plegaria desollada,
tibia osamenta que vacila en el umbral de la combustión.
 
No hay regreso, solo brasas que recitan epitafios.
El fuego es cúspide y cenagal,
afonía y estallido,
fosforescencia inestable
de un renacimiento que nunca se sacia.
¡Llama! ¡Hoguera de la ilusión inagotable!
Ivette Mendoza Fajardo