Nace luz, nace vida, nace halo
metafísico, es halo de la luna
que solloza en la pirámide.
En la pirámide, las translúcidas
noches misteriosas.
Tan solo es un sosiego
liberador,
una ansiedad candente qué
tienta,
ser viento, ser la persistente
claridad del cielo.
Chispea el agua oscura, chispea
lo que me da un ciego amor que
en el ojo de una aguja pasa la
barca
ingenua.
Una vez la semilla fragmentada,
una
vez latía con la indiferencia
como analogía condenada al
reflejo,
escapada desde adentro de su geografía
dactilar.
Qué se forma de un halo de luz,
Qué se forma en la sumisa duda
incalculable.
El axioma que lo arropa con su
lienzo
de nostalgia y pasó confinado
en la
línea recta, y pasó por la
rosa que
nunca engaña y pasó por el
cristal
inmutable y quedó en el aroma
del
destino.
Ivette Mendoza