El híbrido en la gotera del crisol
La alberca, mal agüero, retuerce
el cable elástico que estalla en mis venas,
alicate de peripecias errabundas
junto a la orilla de mi tráquea
de llave inglesa. Afanes de cemento,
deseos que florecen en la gotera del
crisol.
La hipótesis de un tornillo palpita
herbosa:
espejismos sin domicilio, reuma delirante,
cinta métrica que mide mi melancolía,
sierra de arco, tu epidermis de doble filo,
que carcome el lado bostezante
de un tractor con cizañas depresivas a la
vida.
Ensamblo, en pulmón de carga, el híbrido de
la mentira
y el volante de tierra movediza.
Invado el corazón de la inquietud,
su navío de angustia de metal,
sus alucinaciones,
la invención de un brochazo desesperado
sobre los pétalos de risas florecidas.
Ivette Mendoza Fajardo
Radiografías de lo Imposible
Radiografías de molestias afiebradas
se queman en mi pañuelo de la desesperación
anaranjada;
siento torniquetes de hojalata en la acidez
estomacal
de mis luchas sin vendajes.
Y tras cada aneurisma incomprensible—
mi estornudo encrespa los cuchillos
de mis alveolos suplicantes,
de mis sandalias de visón perdida,
de los yesos de la artritis en viejos
calcetines,
de anestesias en los istmos de mi pelvis
andando,
de cutículas de mi esqueleto solitario en
crema de afeitar.
Y mientras, una crema humectante me sigue
salpicando estigmas,
y ella sólo convulsiona, irregularmente,
el nudillo que se abstiene de mi emoción
nerviosa.
La suavidad de mis talones marea la música
del pulgar;
siento que se sujetan de los eslabones
psíquicos
de mis canillas,
en medio de la botica, casi antes de su
cierre.
Mientras, mis patitas, con su elocuencia
fija
desde mi vesícula biliar...
Y siento que en mis ojos se hiela la queja
del quirófano,
y a esa hora la penumbra ya no me
pertenece.
Ivette Mendoza Fajardo
