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viernes, 17 de octubre de 2025

El híbrido en la gotera del crisol

 La alberca, mal agüero, retuerce
el cable elástico que estalla en mis venas,
alicate de peripecias errabundas
junto a la orilla de mi tráquea
de llave inglesa. Afanes de cemento,
deseos que florecen en la gotera del crisol.
 
La hipótesis de un tornillo palpita herbosa:
espejismos sin domicilio, reuma delirante,
cinta métrica que mide mi melancolía,
sierra de arco, tu epidermis de doble filo,
que carcome el lado bostezante
de un tractor con cizañas depresivas a la vida.
 
Ensamblo, en pulmón de carga, el híbrido de la mentira
y el volante de tierra movediza.
Invado el corazón de la inquietud,
su navío de angustia de metal,
sus alucinaciones,
la invención de un brochazo desesperado
sobre los pétalos de risas florecidas.
Ivette Mendoza Fajardo
Radiografías de lo Imposible
 
Radiografías de molestias afiebradas
se queman en mi pañuelo de la desesperación anaranjada;
siento torniquetes de hojalata en la acidez estomacal
de mis luchas sin vendajes.
 
Y tras cada aneurisma incomprensible—
mi estornudo encrespa los cuchillos
de mis alveolos suplicantes,
de mis sandalias de visón perdida,
de los yesos de la artritis en viejos calcetines,
de anestesias en los istmos de mi pelvis andando,
de cutículas de mi esqueleto solitario en crema de afeitar.
 
Y mientras, una crema humectante me sigue salpicando estigmas,
y ella sólo convulsiona, irregularmente,
el nudillo que se abstiene de mi emoción nerviosa.
 
La suavidad de mis talones marea la música del pulgar;
siento que se sujetan de los eslabones psíquicos
de mis canillas,
en medio de la botica, casi antes de su cierre.
 
Mientras, mis patitas, con su elocuencia fija
desde mi vesícula biliar...
Y siento que en mis ojos se hiela la queja del quirófano,
y a esa hora la penumbra ya no me pertenece.
Ivette Mendoza Fajardo