Branquias de soledad
Yo no tengo cucharas de ayes inútiles
muriendo en mi dórica soledad.
Soy botella sin sensación;
sin hemorragias para el impulso.
Sin ton ni son —soy lava, juramento—,
sólo un juego perspicaz de palabras.
Muerdo aljibes inexpertos
en mi ochocentava ocurrencia ovalada.
Sueño bellotas y colchones:
¿cuánta más cobija, más bella lagrimeada?
Sueño bellotas, colchones de lujo
negligente,
cuanto más mi hombro lloroso se aleja.
Soy muerte roja que ya no gira en azul.
Mis branquias se fortalecen.
Soy parnaso del cielo
bajo un costado olvidado.
Subo diminuta hasta el estío.
Hasta tocar una sola cuerda
en mi angustiada caverna.
Ivette Mendoza Fajardo