Autorretrato en tela rota
Desciendo con los dientes abiertos del
zipper
de mi cartera marrón, al abismo de los hilos
rotos,
cuando el bastidor se atasca en el ojal de
esta bobina.
Arden mis terciopelos ocres en un cuarto
sin ventanas,
y una muda devoción se enrolla ciega en mis
bastidores,
ergue murallas de gamuza en esta ladera.
Me hiere la luz fría de la hebilla en el
jean del olvido,
donde estos dedales ahuecan memorias en el
ruedo
de mi falda,
entre astillas de alfileres y ese polvo de
bolsillo.
Mi tótem de seda trastabilla en las
lentejuelas
del viento,
y en el aire este alfiletero balbucea a la
camisa sucia
hacia la vastedad del sendero de encajes
que me oprime con sus estaciones
suavizantes.
Soy esta percha que cruje hacia lo
perecedero,
al tumulto de voces donde el nylon
cose a tientas mi edad entre los siglos.
Ivette Mendoza Fajardo