Zarzal en la soledad
Con la caridad ojerosa de la oropéndola,
recaudo recelo en el tabaco de austera
verdad
que entuba la convivencia en el pataleo
desencantado.
Frecuento las migajas y despunto
con acentos obsesivos,
como espasmos oprimidos celebrando tanta
soledad,
como coca cola picoteando la inverosímil
yerbabuena,
preparándome para el abandono.
Soy zarzal de batalla ovalada, con
cuerpo de utopías,
machaco mil cosas cotidianas en la lumbre.
Soy, al fin y al cabo, la tonada de pájaros
en vigilias,
peregrino, solitario títere dictando
prosas,
coloreo los momentos inmortales
en la cola de un gorrión sobre la tierra
conmovida:
tiempos de cenizas y fotografías orgánicas
de ardua modestia.
Ivette Mendoza Fajardo