De tu afecto emerjo, me llena
hasta el punto de imantar
nuestras miradas,
por tu cuerpo la caricia que
atrapa
embrollándose entre lágrimas,
entre los deseos
y en tu espacio de equilibrio
las hojas pierden la memoria,
el amor es inexcusable, te siento,
te descubro,
un reverenciado destino se
abre hacia el ocaso.
Ivette Mendoza