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martes, 19 de abril de 2016

Cuando los valles se cubren


Cuando los valles se cubren de árboles
De pieles y auroras, se desprende la vertiente
Ignota de los océanos.
El amor agridulce se enreda en el hilo
Fresco de las horas de estaño, y yo me aferro
A tus manos que tiemblan de miedo.

Entre las vertientes de un mar metafísico
Cuelga el misterioso firmamento y una
Brisa que viaja y sopla,  todo lo mueve
Y lo agita, entonces me bebo el albur
Reflejo que deja en la espuma sobre
El estero.

Habilidad en cuerpo presente, destreza
De la amapola que en la marisma contempla
Su herida y sube a la tierra de las esperanzas,
Sube al cielo por el surco delgado, sube
Dentro de mí, y me recorre como un
Guardián fantasma donde encuentra su
Propia imagen.

Ivette Mendoza


Viaje taciturno


Viaje taciturno, en el borde del papel,
Vacilante y dogmático se aferra como humo
En el acero de cuerpos galácticos donde
Figura figurado en el pretérito reencarnado.
Mi espacio entre líneas editadas
Observan la mano crispada,
Que es una mano que transforma en añil
La diametral medida del renglón.

Circundo en la fresa policromada
Casi fresa, mitad durazno, mitad ilusión.
El diente de marfil rasca preciso con una
Coma en función dentro del navío
Jadeante.

Sabor pueril, sabor de una batallante belleza,
De una batallante gentileza, en su
Árbol de octaedros fluoritas
Adornan los néctares excitantes de
Los sexos.

Hay titubeos que parten mi alma
Cuando descubren cien labios
Cuando descubren cien bocas
Que no caen benditas dentro del papel.
Ivette Mendoza

lunes, 18 de abril de 2016

La ovulación que desgarra


La ovulación que desgarra las pieles sedosas
Del mar.
El puerto entreabierto de la vulva, su brújula
Sobre el humo candente de la tierra.

¡Bésame en la boca!,
Te acerco mi sexo que dormita frágil en los
Montes de Venus.
Me pierdo en su mudo pelaje de su femíneo
Presentimiento.
Vislumbro el púbico resquicio que muerde
El madero nacarado del lecho en sus embestidas
De rocas.
¿Quién te hará mujer cuando el silencio redoble?

Un instante, un instante se atesora en la limpidez
Del útero. Aquí no hay sombras, que troten la sangre,
Que no entienden y olvidan entrar al sueño mujer.
Disfrazarme de nube, quizás, disfrazarme de nube.
Caracoles gimientes emergen del trueno.

Brama tibia la noche, braman los peces en su
Carrera alocada.
La diosa ríe y rompe en llanto, rompe en poses
De sensibilidad y mariposa.
Ivette Mendoza

La despampanante



La despampanante, colorete carmín
Entrepiernas abiertas hacia al Moulin Rouge.
La danza del Can Can enfurecida
Nunca deja de danzar, nunca deja de sonar. 
La copa de vino, el cosquilleo en acción
El bombillo parpadeante que hace llorar,
Solitario detrás de las cortinas.
La mesa con su mantel planchado
De pie, estática, fotografiándolo todo
Nunca antes, siempre después. 
El trago de Vodka desconsolado
Y los encajes que adornan
El charco de la calle, despampanante.
Ivette Mendoza

domingo, 17 de abril de 2016

Mujer de acero




Aves de canto bilingüe, mujer de acero
Biorritmo calibrado del himen, aterciopelado.
Ingenio de la vida que conquista el desierto
Con una gota de agua.
Mujer guerrera cincelando su rostro en la piedra
A ojos cerrados, caligrafía de la paz.
Lucha contra la nebulosidad  de Edipo,
El hombre ante su plomizo espejo,
Compacta idea de piélago silicón.
Trazo cibernético de un dinosaurio
Que todavía existe.
Mujer de fuego
En un reino disléxico.
 Ivette Mendoza


sábado, 16 de abril de 2016

Muchas veces era


Muchas veces era un útero amargo y labioso.
La neurosis de la luna en mi almanaque.
El bosquejo de las letras que sudaban constante
Al ovillarse hacia al otro lado.
En su mala suerte, el árbol de guayabo que creció
Torcido, detrás de la casa.
Como el hermoso Cuasimodo en su tuxedo  
Tocando las campanas el día de su boda, yo
La esmeralda de sus ojos.
Muchas veces sólo era un papalote sin cola,
Polifacética pero sin sentido alguno queriendo
Retomar la trama de la telenovela en un hilo fino.
Me protejo, dentro de la concha de una
Tortuga, así se sienten menos los golpes de la vida.
Te amo a cómo te ama el usurero prestamista,
Nuestro amor tiene valiosos intereses.
Un acuario de lágrimas será la herencia que les dejo,
Lo demás lo he prestado.
La noche vengativa y agresiva se apoderó de mí y
Me enterró sus cuchillos, ahora convalezco en el
Hospital de cuidados intensivos. La noche es un
Antro de violencia.
Ivette Mendoza