Poemas Abstractos, Poesías, Poeta Nicaraguense Ivette Mendoza Fajardo (Ivette Urroz), Nicaragua, Managua América Central, sacuanjoche, Poemas Contemporaneos, Poemas
lunes, 31 de mayo de 2021
Las gaviotas felices danzan sobre el espejo naranja
Las gaviotas felices danzan sobre el espejo naranja.
Estas garúas de monedas balbuceantes
Estas garúas de monedas
balbuceantes,
humean en matemático rigor
beatificado,
desean encuadernarse por combate a
la estampa oprobiosa de los
huesos o
maquinan conquistar una
estrella en
iluminado desorden
citológico.
En cuclillas rebotan desde sus
entrañas.
Aúllan en un rencor
refunfuñado.
Dominan entre el azogue
epitelial y
la tribulación declaratoria vastamente
preñada de penas imperiales.
Todo es así, así, así. Todo
es un entonces
con pecados de crines y espolones
absolutos como cuando corren
el riesgo
de mezclarse con su llanto
andariego sobre
el vicio acusatorio de su
polilla de barba invernal.
¡Ah! esta lluvia estrafalaria
y desmejorada
buscando la congoja del
heliotropo en la paz
exacta de su universo de
senos mapamundi,
enervándose en la magia de su
cuchilla podrida
y desesperada.
Liberalismo de la ventisca extinguida
se
arruga en su incertidumbre
solterona,
parchada bajo dinero
voluntarioso contra
el alfabeto ahorcado de los
astros para silenciar
la infancia de su apetitosa
gula.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 29 de mayo de 2021
De cuerpo en cuerpo de cruz en cruz lloraba el mundo
De cuerpo en cuerpo de cruz
en cruz lloraba el mundo,
sangraba desde su condena en
mares,
de toda ultratumba presente
contra presente,
enormes garras, rugidos
muecas, mar inerte;
instantes de odios inéditos,
cruz como parlante,
endemoniado y cogotudo.
Yo no escucho / yo no escucho
/yo no cedo /
Solo siento la hambruna de la
filosofía universal
de tenedores y cuchillos con
sus elocuencias de
estrellas patulecas y su yugo
demencial.
Ciencia que hace llover al
embrutecido calendario,
acecha desde adentro, acecha
consumido desde
el barranco manco, acecha,
acecha por acechar,
un puntapiés aguanta para
dejar su mente en
blanco, para dejarme a mí
también.
Cavó su fosa de tormento
maquinal
para la humanidad pretérita,
pretérita, pretérita mil
veces pretérita para relamer
su llaga con mil memorias en
ultramar, con una gloria
de melcocha y una infamia de
guitarra en el jamás.
De cuerpo en cuerpo, de cruz
en cruz lloraba el mundo,
abrió brecha para adelgazar,
cerró sus ojos para no llorar.
Y dijo-al César lo que es del
César-y se dejó enterrar.
Cargaba en su espalda la
indecencia de su corazón
chiflado, la aurora mercantil del pecador y todo
olía a lágrimas de cocodrilos en
desolación.
Ivette Mendoza Fajardo
Te busco acondicionada
Te busco acondicionada, por
mi agreste ruido
y el aire mareadamente, me
persigue
como el hipnotizado muerto
deshilachado de
lamentaciones que se pierden
en los
caminos resfriados, para nadie conocerme.
El alma despellejadamente
busca del
olvido apolillado, un
horizonte apachurrado,
sacando a regañadientes de mi
pensamiento
humeante, una trucha sideral
al rojo vivo.
Ivette Mendoza Fajardo
y el aire mareadamente, me persigue
como el hipnotizado muerto deshilachado de
lamentaciones que se pierden en los
caminos resfriados, para nadie conocerme.
El alma despellejadamente busca del
olvido apolillado, un horizonte apachurrado,
sacando a regañadientes de mi pensamiento
humeante, una trucha sideral al rojo vivo.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 28 de mayo de 2021
Sobre la sombra del misterio
Sobre la sombra del misterio
y los endebles espejos del
destino emputecido, entretienen
los tambores borrachos de la lluvia,
si los tambores borrachos de
la lluvia, y su quiquiriquí de fumarolas
tontas y desvencijadas, con
sus canciones de ratones sentimentales,
cautivándonos. El mártir otoño atribulado con sus ojos tristes de hojas imaginarias
y pifiadas se ensarta
masticando el aire excrementado de la vida, como
una soledad de líquenes,
inyectando achaques y agua de abolengo, desposeída
de su gracia y cántaros
desconsolados eufóricamente.
Y un mar deshecho de amor,
sufrido y arrepentido, teclea lo mismo que un
funeral de desliz ciego. . .
Cuánto cuesta soltar el llanto desbarrigado al infinito
y llenarlo de lunas
catedráticas y perdedoras, sepia ardiente atiborrada, vasta,
contingencia de soles
matemáticos que vienen a acribillarse contra la bruma.
¡Quiquiriquí! En su corso
inocente que adelanta la cosecha musical de cementerios cíclopes en su
novena evolución de verdugos. Suelta lo imposible en su tren de alfabetos
descarriados con cabelleras dramaturgas hasta el tuétano de sus almas como
tirabuzones oprimidos, empavesados.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 27 de mayo de 2021
Ante ti destino, definiéndome
Ante ti destino,
definiéndome como una chicharra
bajo tierra, ambulancias de
azúcar alcohólicas y piojosas,
te inculpo de mal venir, como
el estómago del futuro enyugado,
río de fornicaciones como
explotadas, esclavas del invierno,
eres mi meñique cabriolado,
cejas de Danto asesinas
eternalmente, medrosamente,
la desbarrigada oda de la
censura derrumbándose; programando voy entre dientes,
y el chicle de caléndula
inútil, que se pega, se pega,
pegándose en el sacrificio
apocalíptico, mona y frijoleen:
incorpórate, encorvándote,
incorpórate, encorvándote,
sobre tus senos de estrofas,
taconea en tu ataúd con
tus zapatos de tortillas
hasta regalar tus frutos de látigos
helados, medievales parcelas de la angustia, restregándose.
Ivette Mendoza Fajardo
Repica aquí la dentellada de la carne
Repica aquí la dentellada de
la carne que brama en el lego de la iniquidad,
y busca galopar el dolor de
un ciempiés y las dagas del espanto,
y en el dolor de las
pistolas, del cobre y de la mandíbula imbatible,
la miasma contra el tumulto
de neón de pánico estrepitoso como las
siete cabritas y las siete cabronas en Sodoma y
Gomorra, degenerándose.
El ciclo silvestre de las
uñas proletarias que aúllan en batallas que
se esfuerzan por contarlo
todo, o nada o quizás todo o quizás nada
contra nada.
Se emboza el sol detrás de
las espadas romanas, su ojo de fuego
quema el vientre de un
cantar, y de frente se tizna en un infierno
apetecible sin embargo, en
naturaleza legañosa anda afuera caminando
sobre brasas gurús olfateadas
de mis imágenes de carbón vegetal instauradas
como mitos y cinco recuerdos
zodiacales con chalecos de hierro temeroso
porque mi mundo lo veo en un
cosmos de heridas sin calzones
ni portabustos y hormiguean
el cadáver de los sueños, se ríen de un
crepúsculo macabro y despernancado con su nariz abombada, definiéndose.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 24 de mayo de 2021
Estratagema de carbón insolente
Estratagema de carbón
insolente y de arterias respirando carcajadas,
fango de las ideas
analfabetas sin las ideas analfabetas:
plataformas dispersas en la
conciencia del humo lamiendo
noches tristes y su poderío
era un calvario de alicates,
mi cordura de puentes masticando
escombros desde
una verdad que vendió el alma
por cinco luceros asesinos.
Filosofías despernancadas
ardiendo en la caleta
de la misericordia del
alarido amansa burros,
escuelas degolladas en sal y
sangre, y los lápices llorones,
moscas enceradas de paso en
la oscuridad de mi corazón,
huellas incoherentes de
liberación como lluvias ensangrentadas,
mi espíritu crece como una
gran manzana roja,
enroscándose a la vida,
arriando crucifijos
soberanos o banderines desmuelados,
conquistando melodías obesas y
horizontes asfaltados.
Incendio de palomas
alucinando en flor proletaria,
temblando, meando, pujando, arrojando la abundancia del
destino en la sotana del
escorpión insano de metales claros.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 23 de mayo de 2021
Sábado atolondrado que enfría una rima de fuego
Sábado atolondrado que enfría
una rima de fuego,
i ay !, un Perseo cicatero la
llamaba desde lo infinito,
las notas musicales de la
madre tierra y solterona,
me alegraron con su inocencia
equivocada sobre
el óvulo de aserrín de la
melancolía reumática,
vale mil tajantes silogismos
de las cosas en las jarras;
construyo el impresionante
aroma de la incógnita mercantil
la miasma adivinatoria de
gozo, la vida encarcelada por su gesto
meando, el cuadrado oscilante y
mutable alrededor de la voz,
la gran torre de cuerazos,
surco de ráfagas patológicas,
la configuración de poliedros
y vértebras biliosas, hacia el
allí trenzado, un accidente
tiene un ojo de mil lunas tic tac
ingenio de piedra, dientes de
locura errante a veces dan sainetes
de perros viudos, mezquinos
y borgoña triste antediluviana,
del mundo corpulento,
corpulentísimo corpulento
abolengo de idea marciana con
un kilómetro de sufrimiento gutural;
un pie rebelde sin causa,
buscando morir en el charco amedrentado;
circunferencia de diáfana
efervescencia como las tonadas andróginas
de los triángulos catequistas.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 22 de mayo de 2021
Esculca el insecto con dramatismo
Esculca el insecto con
dramatismo / había un tiempo
dentro de otro tiempo huesudo /
ladrones de estrellas polares
caminan por un aceite
destrozado / rancio el compás
del charco que dibuja tanta
claridad / oceánicos gritos
de golpe someten al viento
tiritando oblicuo /
callampas ya se han rendido
al azar con su
corazones veloces incendiando
el vacío / niebla
morosa y amorosa baila un
tango cuadriculado espeso /
encerrando la eternidad
dentro de cuatro paredes
lloriquea un paraguas
edificando puentes sagrados /
cargo en mi espalda un dolor poliédrico muy grande y se
embriaga agitando banderas / desde
las huellas dactilares
de la luna se derrama un
universo temible de garabatos
pensantes / la soledad tiene
la cara perdida dentro
de una ley imprecisa / la vida
es un cuchillo verdugo que te
mata cinematografiándote pero te mata /
la enfermedad de
las flores es un carbón
rumoroso que engañosamente
se viste de seda abarcadora / un altanero león recorre un mundo
sordo,desubicado y glotón / el
acordeón metafísico y
las avestruces
transcendentales se ríen con las tripas
expuestas de la religión tentacular / la
pata vendimiadora
recoge moléculas en su
canasto de tos bronquial /
un volantín de aguardiente
acuchilla el espíritu
de la musculatura y la mente
y trae la muerte despernancada
de volcanes sangrientos / la
voluntad falleció de un
dolor cerebral, místico y polvoso / la geometría
sin escama
representa un sexo poderoso / la noche
sonaba enferma
dentro de su luz contrariada
de toros automáticos /
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 21 de mayo de 2021
Yace viscosa su entomología
Yace viscosa
su entomología: Libélula
ante lo que
se debe recrear, no paradigma
para el oído
dudoso. Manso ocaso, al acecho.
Cuerda
céntupla sobre el silencio. Alas temerosas
en invierno.
Llegó para la noche cuprosa. Ráfaga
de
constelaciones en el índice imperfecto. Ruidosa
sombra sobre
el montículo impreso de la vanidad.
Jerga que
intuye más allá del tercer ojo, y se coloca
en el viento
y en la metáfora. Álamo enumerativo.
Cleptómano
de anocheceres. Almacénate la brisa terca.
Y en
epifanía, rumbosa, palpa tu júbilo. Escóndete.
Conquístate.
Pasan escurridizas las horas sin atrición.
Nada nos
atrae. Nada, pienso, sino el ansia de vivir,
de
reflexionar, de estarse como gato panza arriba,
a la
satisfacción y en la fe de ser sólo un insecto.
La hoguera
venenosa, el claro vuelo de la sierpe,
la
fragilidad de la existencia sin escama a la nada,
alas
temerosas donde el cuerpo se le escapa.
Ivette Mendoza Fajardo
La noche poseyó sutil y purpurada estrella
La noche poseyó
sutil y purpurada estrella.
Una
helicoidal de lluvia degollada disimula
su ocaso que golpea
el estruendo de la hermandad
de los seres
laminados en carne fluida, que
labraron sus
manos en la quinta dimensión
de las
magras nebulosidades al tanteo de
toda lateral
oclusiva de su música sudorosa
por los
cuatro vientos los cascabeles de la brisa
desde su
saludable sedimento nocherniego.
Racionalización
al fuego folletinesco ubérrimo
mana
esmerilado con la diacústica del mundo.
Del vaho
catador que impulsa al azogue
que mide su
recortada costilla de la nada.
Su
crepúsculo muy pocas veces reprochado
destejiendo los suspiros de los ciclos del pistilo
auspiciando
flor dormida ya llorada por el tiempo
de
incontables gritos penosos de felinos alocados
de pasos
categóricos que evapora la existencia.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 15 de mayo de 2021
Los remedos del sol amurallados de cristales
Los remedos
del sol amurallados de cristales
manufacturan
fangos de maderas gritonas
en las góndolas
de la tarde... /
Es injusto funambulescamente
dispararle al
agua por su sombra /
la sangre de
las piedras
ronda por
lunas agujereadas
sobre el ímpetu
de chispas sudorosas
donde
guardan tu esencia la noche a cuentagotas /
y martilla
para el desagravio, mientras
la
intemperie de una cuerda tangencial
le rompe
articulaciones a la floresta
para revelar
el desenfreno del eco mustio /
el pataleo fiero
de los delfines abonando
la
intensidad de su mala suerte /
No hay soga
para colgar
los pesares desplumados
ni sueño que
relama a paletazos su consentir
para escarbar
un nudo teátrico de odios /
retornarán los
delfines a requerir
un espectáculo de Saturno hacia al tótem
disipado por
el viento hermafrodita /
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 13 de mayo de 2021
Envuelta en el vacío encerrado
Envuelta en
el vacío encerrado.
Omitida en
la recta del tiempo
ya redimido y
chasqueado.
Transformada
en espacio extendido
en traslúcido recuerdo sin principio
redondeado al
fin de claridades injertadas
sobre la
eternidad absoluta
de un tiempo
de grieta fantasmal.
Victoriosa
en la inerte sombra
de mi propia
sombra y sangre
volátil en el purgatorio
de la furia por
la reuma,
con la vocación
del fuego en la
nieve renombrada
desde el beso
umbilical
azotando
la carne atascada
y la palabra vil
en el terraplén
cercano de tu savia,
omitida inacabadamente
de mirada en
mirada
y de corazón
en corazón
levantados y
factorizados
de los
nuestros.
Ivette Mendoza Fajardo
Radicalizada en desbarajuste
Radicalizada
en desbarajuste, la imagen del gemido
ennoblece la
revolución del gesto en las estupefacciones
con que la incomprensión
destruye los principios.
Vierten las
campanadas -clones por reinos insípidos,
nauseas de
risas salpicadas sobre elemento revivido;
casamientos
por el coctel discrepante de los filósofos
y la
hojalata que vela arisca por la furia del vellón de oro.
Los bálsamos
que estiran marcas y medidas tras la acción,
descansan en
un solsticio de trampas bajo escobas exotéricas.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 9 de mayo de 2021
Como aptitud última del nido furibundo en alguna campanada
Como aptitud última del nido furibundo en alguna campanada
precipitándose
mi faringe farmacopea
en aguijonamiento hacia los océanos
en el sablazo
abrupto al plenilunio afónico
el traspirar
de la laceración vertical del gris inicuo
la brasa de la
remembranza en misión de las arterias
desenfadándose
absorto al
signo no programado afluye aquí en mi cuerpo
en coacción
del adjetivo múltiple sosegándose
la fisonomía
en el vacío
no a la precombustión
malévola del dédalo en lo aburujado
de la fotografía
saltando al otro lado de la galaxia
al falseamiento
del pantano en la iniciación de la efigie mitómana
agolpe nunca
en marcapaso de huellas nace un desierto
es el
mecatazo de las horas latifundistas
en la
latitud palmípeda del mundo es en el fanatismo de la sombra
donde la etnografía
de risas analfabetas hacen la narrativa de los objetos
diagonalizando
el rostro intelectivo con el tango enmohecido
a la altura
confederativa de estética en el colmo de calavera
hacia el
cuarto menguante de la sombra ocrácea
en el
instante tragicómico del paramiento con el cuádruple delirio.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 7 de mayo de 2021
Deshojada lengua espectral
Deshojada
lengua espectral reaccionando irresistible
en un
barranco gametogenético discursivo.
Águilas de
vapores jeroglíficos sueñan en su cornisa
escamosa
cinco mil legalizaciones del alma metro crepuscular.
Vacío en
cruces juramentadas, legañosa espera de delicadeza sexual
lanza un
proyectil de lágrimas dentro de su risita
malévola entreteniendo agujas sobre la explosión del silencio envalentonado.
Entre suicidios
de ensayos humanistas y átomos danzarines,
panes en
lienzos susurrando dolor de escarapelas,
huyendo en geometría
de tranvías y gelatinas del destino.
Lacerados
pistilos de complicidad pretérita caen a veces
en su
insufrible terquedad de hostias y maizales.
Joyerías de
la música embalsamada imposibilitada a guardar secretos
cuando en
las catedrales de las balas, su oración larguirucha
de pezones minusválidos
busca persianas en sus ojos.
Oh luz de
leche cortada que presiente un tosco intento
por el
temperamento del tragaluz, y yo aquí electrificante
como en algarabía
de catacumbas buscando la longitud
exacta de tu
envoltura de geisha láctica, auténtica y contorsionista.
Ivette Mendoza Fajardo
Gallardetes de palabras contráctiles
Gallardetes
de palabras contráctiles y exudación de camelias eternas;
urdan el maíz
instrumental de su menjunje simbiótico;
arenal de las ideas por la polaridad neumática y humorística;
lotería de metáforas
son un carnaval en sufrimientos;
fósforos de inglés
roturan cien fisonomías oceladas;
violines de tinieblas
ochavadas en el durmiente trueque
de los
astros;
pieles genocidas
como callejuelas de puñales acéfalos;
mi voz
guerrera indestructible en el espejismo de frijol;
tocan
trompetas de granizo, garabateando liberalismo,
lechos de
almas de exposiciones dramaturgas;
una somnífera masturbación de ramajes;
vinagreta de
violines y retuercen cuencas en embutidos
agresivos
atrapando moscas trogloditas;
sobresalto
de la tiniebla resbala en la guillotina encinta;
en vaso
de gabardina sangrante mi corazón electrodoméstico
chispeante;
corren mis
colmillos pelajes apergaminados la coca cola
de cuerpo
helado;
quien entra
a mi casa entra a la casa de los latidos reflectores;
disparamos
monedas de ratas deshuesadas en una guerra
galáctica;
en galimatías
y sollozos de cilindros diacrónicos tras una pendiente
de hombre
abre mi alma llamas de argot sinuoso.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 6 de mayo de 2021
El amasijo del grito y el declive
El amasijo del grito
y el declive del mundo
tienen un
solo margen /
la ebriedad satírica
abate
entre
latidos cibernéticos /
Asteroides
clonados
en espacios frenéticos/
Arrumba la orfandad
como tuercas
en pesadillas /
Mapas blasfemos,
ataúd nómada
en decapitación
de ancas y
guitarras /
Infamia en
formol
de cueva carnívora
/
La piltrafa
de la parábola
cae de
bruces /
Oreja
friolenta,
pezuña de
hiedra
destornillan
la vida
desde los
cerrojos
de mi
garganta /
Quimera de
polvos y bisturí
por calumniar
mientras
combato un
ocaso /
Ivette Mendoza Fajardo
Mi propia piel dibuja
Mi propia
piel dibuja
la
arrogancia lúgubre del alquitrán /
Diluvios de
letras con miedo
arrastran un
verso apagado /
Una cisterna
de pecados
derrumba la insignia
de la nuca
en yermos
condenados /
falso
ladrillo
por la
vigilia de útero
contando
letargos desarmados /
Guitarra
experta –astuta nos lleva
a la absolución
de la hojalata
detrás del nido
del vórtice
donde su dedo pulgar
amasa el
cataclismo de la inocencia /
En mi bolsillo
la asfixia
devora su ingle
sin parasol sobre la
mampara de
los escombros /
una luna
desmuelada maldice
el desvarío
de la campana tres veces
antes que
lluevan perros y gatos /
Soy un
cadáver incólume
mudo de ángeles
amnésicos,
un meme en
el esternón de la
cruz que
ignora el mundo /
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 5 de mayo de 2021
Calambuco en tiniebla escarlata
Calambuco en
tiniebla escarlata,
deshidratación
desaliñada de párpados
en vana
rendición gótica.
Cuando la
melancolía calamitosa enardece,
destierra
laberintos en zozobra.
Hiedra
llorada místicamente sobre su obelisco.
Sus ramas se
resignan ante penas
con abrazos mañosos en fría tentación.
Río de
alquitrán en caudales humanistas.
Inmortalidad
de anhelos caprichosos.
Desde
guillotinas tridimensionales ya quemadas
exhorta en
cuartear lunas de daltónicas pretensiones.
Una latitud
larvada se enciende
y su fuerza
mesmerizada se languidece,
aun existe
un trabalenguas desde el llanto insostenible,
con un
pleonástico misterio reverenciado
que trueca
miramiento incierto en denuedo,
derrite el
enigma desaforado en un gesto llevadero
y revigoriza
el alma hirsuta para revolucionarla en pleamar.
No hay
anuncio unilateral al racionalizar
la gammagrafía de los sueños batallantes,
ni garabatos
de agua inteligente
para galopar
gallardo un corazón esferoidal.
Sólo
esmaltamos el paisaje esmerilado que fragua
en vientres
sinápticos que te arrebujan enfiladamente...
No hay
bambalinas en desmenuzamiento ni coliseo
acalambrado que
puedan romper la savia de la vida
bajo los dilemas recurrentes de las noches ideáticas.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 4 de mayo de 2021
Líquido de metal derramado sobre el carromato de las horas
Líquido de metal
derramado sobre el carromato de las horas /
Brisa virulenta de antaño
crece en los litorales iónicos del capitel /
Me adjetivo en los grandes surcos del pensamiento
y busco el
numen de tu alma en un grano soñoliento de maíz /
la guitarra de
cuerdas enloquecidas es mi cuerpo luz /
con cinco
balazos se mata esta hambre y sed feroz
para buscar
las más copiosas verdades dentro del estómago
y grabamos
el suspiro agónico de ellas /
desentraño los misterios de tus ansias en el ónix de
las aguas, cuando se oxida el tiempo en su zumo,
sobre los
reflectores incólumes de la utopía fresada /
inmortalizamos
los glaciares del relámpago en una noche
oscura
dentro de puntos enanos y ciegos martirizados /
empedramos
el desafío en una opción erudita, y terminamos
magnetizando
serafines castos en sueños de mentol /
rescatemos
este mundo virtual que agoniza en nuestras manos /
Tu corbata
de melcocha se pega al hilo blando de la vida y
nos mide el
tiempo dentro de un vasija de boliches antojados /
Hay un
quejido mancillado en una vieja canción sin fortuna
ahogándose
en el asombro de una fuente testicular /
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 3 de mayo de 2021
En carrusel noctívago de ampuloso llamamiento
En carrusel noctívago
de ampuloso llamamiento,
sobre fulgurante
pilar de hierro alegórico,
jalado por lucernas de prodigiosos delirios,
ajustado al añil
cuerpo de diamantes soporíferos,
ritual del
corpiño a desmitificada doncella,
oh tú, el
más espectroscópico y eólico de denuedos.
Encienda marcapaso de amor como hiedra en lecho,
con su estilete
demuela esta maroma y su arnas.
Yo sea para
siempre valvas de luna en tu soledad,
y obsidiana argéntea engarzada en tu desleída alma.
Ivette Mendoza Fajardo
Congratulación, perfecta entelequia
Congratulación,
perfecta entelequia,
cumbre de la
gentileza en circuitos seráficos, quimera,
contento
emulado hacia la niebla relativa del parpadeo.
Congratulación,
radiotelefónica del tacto, dicción fortuita
que nos
conjura al existir eterno,
de ser lo que
creemos ser carcomidos por soles hiperbólicos.
Congratulación,
nomenclatura intangible del pelaje de la luz
en el nódulo
sacrosanto del átomo virginal que ilumina
el
indicativo vigor de la retina ilusa
y la propulsión
sensorial ora pro nobis.
Congratulación,
greña sapiente
que asciendes
y te conglomeras
quieta en
los corazones novilunios.
Remiendo disuasivo
al veraz tiempo
después de
todo al pétreo tiempo causativo alguna vez.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 2 de mayo de 2021
Luna etérea fatua por la noche matinal