Sobre la sombra del misterio
Sobre la sombra del misterio
y los endebles espejos del
destino emputecido, entretienen
los tambores borrachos de la lluvia,
si los tambores borrachos de
la lluvia, y su quiquiriquí de fumarolas
tontas y desvencijadas, con
sus canciones de ratones sentimentales,
cautivándonos. El mártir otoño atribulado con sus ojos tristes de hojas imaginarias
y pifiadas se ensarta
masticando el aire excrementado de la vida, como
una soledad de líquenes,
inyectando achaques y agua de abolengo, desposeída
de su gracia y cántaros
desconsolados eufóricamente.
Y un mar deshecho de amor,
sufrido y arrepentido, teclea lo mismo que un
funeral de desliz ciego. . .
Cuánto cuesta soltar el llanto desbarrigado al infinito
y llenarlo de lunas
catedráticas y perdedoras, sepia ardiente atiborrada, vasta,
contingencia de soles
matemáticos que vienen a acribillarse contra la bruma.
¡Quiquiriquí! En su corso
inocente que adelanta la cosecha musical de cementerios cíclopes en su
novena evolución de verdugos. Suelta lo imposible en su tren de alfabetos
descarriados con cabelleras dramaturgas hasta el tuétano de sus almas como
tirabuzones oprimidos, empavesados.
Ivette Mendoza Fajardo