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domingo, 23 de mayo de 2021

Sábado atolondrado que enfría una rima de fuego

Sábado atolondrado que enfría una rima de fuego,
i ay !, un Perseo cicatero la llamaba desde lo infinito,
las notas musicales de la madre tierra y solterona,
me alegraron con su inocencia equivocada sobre
el óvulo de aserrín de la melancolía reumática,
vale mil tajantes silogismos de las cosas en las jarras;
construyo el impresionante aroma de la incógnita mercantil
la miasma adivinatoria de gozo, la vida encarcelada por su gesto
meando, el cuadrado oscilante y mutable alrededor de la voz,
la gran torre de cuerazos, surco de ráfagas patológicas,
la configuración de poliedros y vértebras biliosas, hacia el
allí trenzado, un accidente tiene un ojo de mil lunas tic tac
ingenio de piedra, dientes de locura errante a veces dan sainetes
de perros viudos, mezquinos y borgoña triste antediluviana,
del mundo corpulento, corpulentísimo corpulento
abolengo de idea marciana con un kilómetro de sufrimiento gutural;
un pie rebelde sin causa, buscando morir en el charco amedrentado;
circunferencia de diáfana efervescencia como las tonadas andróginas
de los triángulos catequistas.
Ivette Mendoza Fajardo