Jazmines lujuriosos desamparados
Jazmines lujuriosos desamparados
beben de las manos de la brisa amenazante
cuando pierden la razón de su
incierto destino donde allí termina
la voluntad de su cordura indolente.
Sinsabores que envuelven su
presencia al avanzar en el pelambre
de sus centrifugas derrotas como una
tregua ante el disparo de sus pistilos.
Entre desesperaciones y extravíos
va la fermentación de su silencio
avezado, divagando en un mar de dudas siliconas.
Reproches preguntantes de vientos sin
fin, encolerizados escarban un hoyo negro
y afligido, pero ayudan a soñar poesías.
Monedas de corolas perplejas de utopías
emocionales, esperanzadas y conscientes
catequizan las tardes colochos como taquicardias
movedizas dentro de un mar salvador y embravecido.
Jazmines dispersos en la nada, sirven con
esfuerzo, a una luna alveolada de alfanje,
cual pecho oprimido buscando olvidos
en su perturbada razón imprevisible.
Ivette Mendoza Fajardo