Tiritó la mitomanía
Tiritó la mitomanía con el
motín encarnizado
de las horas por tanto
aburrimiento y descontento,
alzada en su dorso fue
testigo infructuosa
de la cesárea dolorosa del
fuego que bajaba enfadado.
Tiritó la mitomanía con
sacudidas de arrebato
y desde un nudo fatal logró
demolerse,
consumiendo bajas calorías, a
ser hermana del enfermo,
en su lecho de astutas
comadrejas.
Tiritó de frío la mitomanía
como un caso clínico, bajo
recios aguaceros de
adrenalina, en el hombro del mañana,
mientras se integraba
demoledoramente esparciendo
la alegría inverosímil de embeleso pesimista.
Ivette Mendoza Fajardo