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domingo, 3 de julio de 2016

El péndulo divide



El péndulo divide en dos
la cuerda de la penumbra.
Otro día mal gastando la pluma
que se distingue analgésica
entre la mea culpa de sonreír
y el miedo de sudar miedos.
Las gafas seminales
enfocan ese signo represivo
y la consuela
cuando ya no puede resistir
el viento que se inclina
a la caída del agua oscura.
Ivette Mendoza

sábado, 2 de julio de 2016

Con siete pies



Con siete pies te abrazo.
Tus ojos respiran un ruido feroz.
A la muerte le gusta aplanar las calles.
La vida cría cuervos y le salen pájaros hablantines.
La luna llora lágrimas de cebolla.
Me arrodillo ante rosas sin espinas y no llueve clemencia.
Ando y ando por los oasis del alma y sucumbo a su inocencia
rota.
Soy una marioneta con colores discordantes.
Estoy ligada al resplandor del pecado del himen extraviado.
Tú y yo rompiendo barreras que hemos construido.
De tripas hemos hecho nuestros corazones y nos indigestamos
de amor.
En el huerto hipocóndrico de tu corazón quedé con la
razón atolondrada.
Tornasolada yo, con ese vestido de sílfide alada.
Círculos en la tierra las rodillas sangrantes a la mitad de un baile.
El túnel de tu corazón por donde nos escapamos de la era medieval.
La biología de tus besos que me enseñan a ser humana.
Tus caricias psicópatas y mis manos para encarcelaras.
Mi corazón de piedra y el tuyo, una pala mecánica, que lo tritura.
Ivette Mendoza

viernes, 1 de julio de 2016

Espejo cambiante



Espejo cambiante, crepúsculo en la hiedra
cuerpo oscuro volatizado en el mar,
quieto viento angelical
pesa, pasa, traspasa, reposa dentro del yelmo,
toda esencia abismal,
después del agua, antes del tiempo,
primero como la piedra salada
o talvez último como la balsa
que tiende al náufrago en la ribera
y no sabe cómo enderezarse.
Ivette Mendoza