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viernes, 6 de junio de 2025

Botones de ilusión bajo tormenta

Huracán melancólico impaciente
me crece en el pecho y no espera, pero vuelve intocable
sobre pirámides que imagino entre parpadeos,
con elogio oscuro y botones tibios de ilusión.
Una muralla se derrite dentro de mis manos,
su pendiente da vueltas en una merienda amarga,
y me disuelvo en humores que ya no reconozco.
Salvavida sin rumbo soy, ermitaña en tránsito
por las calles turbias que me habitan, con el viento.
La tormenta florece como un presagio de lo que seré.
Una rana dormida respira en mi sombra,
su frivolidad renace en un gesto olvidado,
bajo felpas que laten como pañuelos agitados.
El pellizco deja una huella en mi carne quieta,
la cutícula, irritante, como mujer que grita dentro
de retratos tristes y nítidos pendones sobre
una bandera que cuelga en la penumbra de las flores.
Una orquesta dentro de mi ser
ensaya su última perorata contra la lluvia.
El látigo nace del brazo de la noche que me niega.
Mi sudor es ave bajo ciudades que gotean cielo.
Revista Vanidades flota en mi desgano,
y la luna, en pozos callados, insulta cuervos
que, con máscara de falla, saltan desde mis ojos
para levantar lo poco que aún pulsa en mi danza inconclusa.
Ivette Mendoza Fajardo