Me Requiebro en tu Olvido
Y ahora, en ulcerados fragmentos de
desahogo latentes
y decrepitación fantasmal, vuelvo a
recordarte en el
quizás del instante.
Siembro la nostalgia en maletas inasibles
con visiones embriagadas de un no para
siempre,
persiguiendo acertijos de escritorios
sangrantes,
como botellas llagadas en el humo dantesco
de arrecifes que desembocan, alineados
todos juntos.
Están en desmemoria los que abren los ojos
a la boina
del silencio,
sin notar que el oído va revestido de lunas
legendarias,
titubean en grifos de metales anónimos y
resentidos.
¿Y quiénes se aferran en esa larga espera
del momento?
Crece una cuerda de barro en mi asfixia de
malos amores,
una voz atrincherada que tambalea al verse
reflejada
en su propio ocaso.
Mientras caminamos sobre los frutos
sagrados del taburete,
intento hallar el cajón donde se guarda lo
que tú piensas,
en las horas que, a veces, ya no son las
mismas.
Desde el ornamento del mamut que aguijonea
una distancia,
rumbo a su desgracia interna, me requiebro
en tu olvido sin fin.
Ivette Mendoza Fajardo
