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viernes, 21 de agosto de 2020

Aire y murmullo de hojas


Aire y murmullo de hojas vanidosas
Armonía de intelectualizar lo incierto
El sentimiento convertido en un árbol retorcido
Hojas de otoños que del viento se inspiran
Aires presuntuosos que se posan en el ego
Inmortaliza lo que amas
La noche es clara y declama sus claveles
Llora el tiempo tu congoja
Un poema es la puerta a un mundo nuevo
Una mariposa que brota libremente         
Desde el capullo de la ilusión…
El olvido llega al caminar anclado
Seduce el ave al alma en su señorial vuelo
La almohada pétrea estruja los ensueños
Reclama tu entorno arrebatado…
Inspírate en una letra demencial
Viaja en el mundo de tu interior
El cuerpo es un nirvana esplendoroso
Saborea tus frutos aunque sean de lágrimas
Vive bajo la quimera y su silencio
¡Aparta el espectro de la realidad inventada!
Yo la escucho cuando me promete
Aventurar a otros mundos…
Ivette Mendoza


La manera de estar atracada


La manera de estar atracada al infame sol, espuela de la fatiga
Que espoleaba hacia las ansias de su imperio mentiroso
¿Quién espera que los sueños no sean disconformes?
El grito piadoso que contemplaba suicidarse en la cumbre de
Su calamidad en las horas acéfalas con un cuervo a cuestas
Es tristísimo cargar el sentimiento sumiso en la tempestad de cosas,
Cosas que confiaban en la litúrgica llamarada, en la primavera
Desoxigenada,                                               
En la inflorescencia de las piedras contra su rebeldía metonímica,
Allí esperaba la golondrina vencer esos cielos trenzados en liquen y
Melancolía,
Hijas de sus propios universos soldados al peso de sus lenguas
Bayonetas que una vez defendieron al último espadachín que
Quería duelo y que era necesario la piel y el orgullo
La manera como quedamos atracados bajo la canción del carbón
Y la sombra del árbol vencido con su barba de agua traicionera,
Los pies de sus raíces que derramaban su cicuta de muchas razas
Nos sentenciaron a vivir mil años más.
Ivette Mendoza


jueves, 20 de agosto de 2020

Resbalosa helada resbalosa helada, relente destino


Resbalosa helada resbalosa helada, relente destino
Mojado de problemas, libando vapores maromeros
Sonido de temeridad que cae en la lluvia 
Mientras cruza el cántaro de olvidos, como manto de torpeza
Los llantos, los niños salomónicos, los llantos suspiros
Los soles abiertos, tu precario velero
Cinco fragmentos verdaderos
Ahogan en mi historia severamente
Hechizo gimiente despoja las ataduras 
A calor, acaloradamente ata cabos rotos
Se vive el presente como abandonada marea       
A la vanguardia insensata roba paridad terrícola
Si no la comprendo ese sudario de Martes
Mortaja de salpicada retórica inmortaliza
Quijotesco clamor descosido de perfume indómito
Clama involuntariamente su sangre de pavo real
¡Ven serpiente! Eso eres constata la experiencia
Trapezoide de un héroe
Constata la vista que rebusco que canto
Como ese elixir de tranvía que lleva la muerte.
Ivette Mendoza


miércoles, 19 de agosto de 2020

Fugacidad de arena centellada


Fugacidad de arena centellada
Que espera fugaz en el litoral de los deseos
Los sentimientos caldean cerca de una palabra audaz,
Y parecen tan subyugados
Dulcinea, suavemente como la melosidad
¡Oh espantalobos! tierras que esperan la salvedad
Y viví figurada porque ere un insecto melifluo que vive
En el porqué de sueños y murmuraciones, sereno así,
Sereno así, cavilosamente
¡Ah, camino de mares!
La estancia de los prismas que solamente esperan pajarear
El rejuvenecimiento de tu piel sonora que vive entre las películas
Viví como el cromado sentimiento que dócilmente vive.
Ivette Mendoza



Agosto es

Imaginando mundos en tu rostro de dolor             
Nos provee florecillas en el pensamiento
A seguir caminos de calma contra ruidos
Construidos por un bifurcado sol
En la estancia proyectada
La vida era un aluvión, con su rayo troglodita
El secreto era la piedra abrazando un
Pixel digital con fuego en su despertar
Sombra embriagante dentro de sus hazañas
Imaginando el sitio exacto donde empieza
El ruido de su tormenta
Vence su ojo manco de bisonte insólito
Anhelando los contornos del instante
Descubriendo el amor en una vía láctea
Destellando saliva cautelosamente
El sexo era inmortal y sacrosanto
Daba permiso para ir al cielo
El beso pecó en un cristal amargo y
Rompió la muralla de la realidad
Resucitando dentro del abismo
O cayendo más al fondo del
Ha pasado tanto tiempo
Agosto es de agua desaliñada   
Y de calor soñoliento,
Huraño por las noches, quemando
Mis cercanías, perdiendo la razón ignota,
El centro del consuelo o del desconsuelo
Agosto es...
Ivette Mendoza




martes, 18 de agosto de 2020

Abrasión de cuerpos

Abrasión de cuerpos, ciegamente, como los metales
Colmados, colmados, esposados, esposados
Mientras fugazmente el suspiro resucita 
Los amores son mares como cuando el ave sobrevuela eternamente
Impulsiva, casualmente, como en el espacio de su distracción
Y el latido es su diluvio de lamentaciones blancas
Que suplica levemente junto a sus sueños de celuloide
Te colma como el avestruz inquieto que no entiende
Cómo el ledo de tu manto negro nace con tanta furia
Un avatar de mariposas atomistas son las ansiedades
Inquietantes de tu galopante luz.
Ivette Mendoza


lunes, 17 de agosto de 2020

Abizcochada luna


Abizcochada luna en las noches arropada de metal eres,
Portadora de metonímicos ensueños
Huracanadas piernas de melcocha y de acrílico al gozo
Emporio grande de su nirvana alocada
Su carne encanta dentro de tu calabozo
Frutos calados en su guardarropa riñonera
Como la brisa mendicante lava madura   
Pelvis ciega, latigudo aventón de la tranquilidad
Oscura avispa de serpiente pecadora
Los perales se auto flagelan en las llanuras
Oropéndolas entre las multitudes flácidas
Y sonámbulas en su cuadratura laberíntica            
Histerismo huraño del humor y la piñuela
Mal brota su malva de entre sus labios nubosos,
Observo volantín desde mi simétrico encierro,     
Adelanta madrigal marino y explicativo
Hasta tu exorcismo fútil de tu espada bélica
La sal espera catatónica en su cruz cenagosamente
Y no caducó sus noches de letargo
Ni allanó su amor asmático en su arrebato magullado.
Ivette Mendoza


domingo, 16 de agosto de 2020

Espino y hormiga orgánica


Espino y hormiga orgánica
Renuncian blasfemas al surco acicalado
Tú tanteaste una esfera de escarabajo timbrado
En mi nebulosa pendiente de malaquitas
Deslenguada llama apagó tu lisonja
Derramándola a un abismo amatista
Tu recelo metodista,                       
Forzando
La erizada forma de tu alma
Y tu látigo epiléptico
Ha desenfocado las horas dilectas
Desglosa castidad en mi acéfala ansia,
Renacimiento de biosfera de ángel ateo
Viste tu visón con finas arañas,
Rezaron los epitafios nuestros
Construiste tierras estampadas en corcho
Atadas a tus manos por begonias hechiceras.
Ivette Mendoza


sábado, 15 de agosto de 2020

Sus párpados caen


Sus párpados caen en la cíclica atracción tántrica
Y la mano resbala hasta su homogéneo herraje
Desecha al merengue monolítico              
La mezcla más allá de la oleosidad compleja
Y sus pies en pantomima de lograr
El rebato de la multitud,
Que bajo su tropel veda saturable a su savia
Y ya es rizado repertorio.
Dos petirrojos de labilidad ebria
Labrando el terror,
Con el químico hormiguear          
Hasta hacer ver un desentonado encuentro
Y fija la mirada
Computa,
Ocasos matarifes
Operando en puntillas,
En el oscilación solaz de la nada.
Ivette Mendoza



Crepita arcoíris en el índice derecho

Crepita arcoíris en el índice derecho
Es de enigma y ligamento
Mutante en el desierto
Un ópalo aciago le proyecta
Sobre la agonía de aguda sátira
Satisface vaciedad en sus hendeduras
Filamento intérlope en agua exótica al espejismo
Como caricatura artesanal                          
Moldea cántaro
Desde cantarín cactus
Las serpientes se posan tal si fueran incógnitas
Infinitas en la vertiente que retoñaran redobladas
En sus sueños,
Una joroba ovípara
De igual modo genera picadura dogmatizada.
Ivette Mendoza


martes, 11 de agosto de 2020

Embebido de aceites el tiempo lanza su júbilo y su tristeza


Embebido de aceites el tiempo lanza su júbilo y su tristeza;
De donde me encuentro
El orden mece su partitura con furor de huracán
El céfiro porfía al primer utilitarismo de la noche
Y la usanza detrás de las campanas abanicándose
Cierra su interludio el tiempo igual que a un ave prófuga
Sin poder alimentarse
Y a cualquier hora
Un sopapo es la más valiente coraza de un combatiente
Y el ruido de sus caites, una advertencia segura de su valor
La viveza los oculta en el desorden de la noche,
Vocaliza la traca, traca en su combate confuso,
Tachonado por una quimera
Se separa el espíritu del cuerpo, en el niño titerero
Y trenza en su suspiro astral
Como queriendo poetizar esencia y cabalgadura
Por el otro lado la vacilación fulgura,
Pero los contornos jubilosos y tristes están           
En la geométrica llama de la lámpara dormida.
Ivette Mendoza


lunes, 10 de agosto de 2020

Metamorfosis apócrifas en terrones de azúcar

Metamorfosis apócrifas en terrones de azúcar
Escualos en un cristal oceánico cavernícola
Asfixiantes y empalagosas cuevas del desamor
Todos me recuerdan en sus mieles caníbales
Ofreciéndome el calabozo gaseoso del silencio    
Tristes noches nómadas, tristes días sedentarios
Seamos devorantes en el perfil de las escamas
Latiendo y profanando alrededor de nuestra sangre
Huyendo bajo la bendición del oro comestible.

Y todo sucedió así: Porque iba rodeada de
Falsas calaveras con huesos militaristas  
Que reían a la muerte y lloraban a la vida
En una ceremonial historia de roca polemista
En un mar de azúcar con peces que descubrían
Su percepción de arena en una barca a la deriva.


domingo, 9 de agosto de 2020

Lúdicos caminos

Lúdicos caminos en la oreja de la ventana
Quejosas adivinanzas de quetzales entre los salsifíes
Incluso en salvedad sosegada del manto primaveral
A la pantomima fumable de durazneros y rememoración de ocasos.

Altoparlante malabarista batanado en miel de jicote densa y dentada.
              
Corchos impúdicos decorados de jabillas como en
Mi cuerpo numérico, refugio oxímoron de letras
Termoelásticas.

Alma permeable de corazones blancos.

Tontada mareada guisa mis dedos
Que tocan tus labios y las alas rancias del teguy.

Veleidad jovial
Persiste, dobla y repica tener
Frambuesas fabulistas en nuestro lecho.
Ivette Mendoza

sábado, 8 de agosto de 2020

Eterno vendaval de silencio inconcluso

Eterno vendaval de silencio inconcluso
Que gotea la calmosa oceanografía de su reflejo
Existen más que las penumbras y sus insomnios
Donde allí permaneció un insistente alarido
Entre el arcilloso palastro del señuelo
Y la condensada niebla vomitiva
La petunia de las tempestades
Se moteó de su pampa de oro y matabuey
En la cercanía de nuestros fosforosos sueños       
Y recogió con sus ilusiones las almas
Durante un tanto de atardecer perpetuo.
Ivette Mendoza



jueves, 6 de agosto de 2020

Oh sándalo de pureza amorfa

Oh sándalo de pureza amorfa,
Fustígame si hablo ciegamente que
Yo bajaré mis labios filosóficos
Hasta el agua testimonial de Sócrates,
En aquella gruta donde
Despliega imágenes la frescura,
Allí ha de surgir un Platón             
Habilidoso de predicciones.
Si veo en toda oscuridad
El pecado es la eternidad
El Partenón su atadura
En fin la noche melancólica
Guarda los secretos de su
Resonante luz.


La micrografía del pan


La micrografía del pan que ya ha crecido
Sostiene sus amígdalas en lento vaivén
Un latido terso de rinoceronte afligido
En la curvatura de su pupa, su santiamén.

El adiós final a la leopardina corrugada   
Mudable en sus dos lunas de albaricoque
Transferible como un río sin revoque
Que besó su boca de abeja troquelada.

Eternizó sus tibios frutos apretados,
Hasta la órbita de amapola involuta
Deteniendo ocasos en su barriga abultada.

Oh gatopardo de panes impermeables
Conviérteme fiera en mi día más amable
Que tu líquida ternura me regrese irresoluta.
Ivette Mendoza


miércoles, 5 de agosto de 2020

Acumulación de jinetes invisibles


Acumulación de jinetes invisibles
Erosionan en océanos penitentes
Digo todavía fluctúan intransigentes
Hacia los despeñaderos más risibles.

Transparencia de rústico escenario
Pasa por su crepúsculo cuaternario
Y vuelve a acomodarse a escombro          
Donde recupera tono y asombro.

Su sombra se adelanta y se delata
No quiere compartir mis sufrimientos
Es como una fiera bajo un tormento.

Que descansa en su dominio toda chata
Y su apetito vetusto se enarbola
Y van los jinetes invisibles en una ola.
Ivette Mendoza


martes, 4 de agosto de 2020

Celebración en acento de risa seductora



Celebración en acento de risa seductora
Dispone en fuga el sabor de fuego a lo profano
Sus lágrimas, su aspecto acongojado de antaño
Entrega voces, como en aventura pacificadora.

Del mito propone el pensamiento orillado
Y en sus labios el cansancio de temores derramados
Ya que dijo el tiempo que el espíritu se abra
En cada acento y seducción, la risa era la palabra.

Parecía una enorme celebración de risas a tristezas
Transformándose en brisa en cielo abandonado
Que era el instante que abrazó su gentileza.

Su congoja de antaño, su lágrima de neón,
De pronto todo enloquecía en fuego disimulado  
En la secreta y sagrada fuente de Poseidón.
Ivette Mendoza