La noche que
espero tiene
Un cuerpo
fantasma
Con alas
pequeñas
Que espantan
los días
Indecisos y
luego se
Recuesta en
su sombra
Callada.
No son
ilusiones las mías,
Ilusionar es
también
Un fantasma
que me persigue
Por mis
huellas demacradas.
Pero él no
puede caer por
Su propio
peso, sólo cae muerto
De risa, o
sumido al aullido
De sus
propio espanto.
En los huecos de su insaciable
Memoria hay
pedazos de
Nebulosas,
por eso asusta y
Se burla de
mí.
Lunas
nacen en
Busca del
origen de su verdad
Pero en su desterrada cordura.
El fantasma
no tiene vocablos
Solo dolor
donde habita
En un rincón
eterno
Presintiendo
que el mundo
Entero es
también
Fantasmagórico.
Ivette
Mendoza
2014