El rostro
sombrío
Acogiendo la
vida en su
Menguada visible
presencia
Con un grito
desesperado
De indomable
negrura.
Bajo un
mendigo sol
Confiere su
don libertario
Donde se
alimenta
De
realidades parecidas
A la furia
de las lágrimas.
Noche
vertiginosa,
Selva
enervada
Cautiva la
carnalidad
De la
esencia putrefacta.
Entre la
sinrazón y el olvido
Maduran sus
ojos.
Ivette
Mendoza
2014