La
vejez iracunda avanza
Cansada,
temblorosa y obligada,
Anda
con la boca callada.
El
mundo nace para
Avergonzarse
de ella
Y
aniquilarla.
Poco
importa su sabiduría
Despabilada.
Mientras
más respira,
Más
se acerca al lecho
De
su muerte.
Avanza
maldiciendo al olvido.
Una
mustia aurora despoblada,
Cara
a cara al largo sueño
Y
su mundo ya no gira
Preñado
de ilusiones.
Tiempos
de desesperación,
El
astro se oxida cansado
De
creer historias de que
Nunca
iba a envejecer
Y
se embadurnaba
El
rostro con cremas primaveras
Pero
eran cremas llagadas
De
palabras, por
Eso
te vas si enseñar la cara.
Ivette
Mendoza
2014