¿Nos acecha una sola idea fija?
El pensamiento punza cada segundo,
en convexas zalemas mediterráneas.
Sobriedad de soledad, es la lluvia
contra la cara de la lluvia pálida y sola.
Y entonces es entonces, nada todo
es nada y compartimos el jamás.
Vengo sembrando mariposas en los
jardines de colágenos para nunca
envejecer.
El menopaúsico medicamento que
tomó Buda es el mismo que le da
Dios a los hombres para volver a su
punto de partida como buenos sabios.
¡Ay de mí! mi nombre no es lo que soy,
porque en mis sueños derroto penumbras
que levantan memorias coloreando la
triste faz de la tierra.
Es que soy alma que deambulo en toda
forma cuando miro un rostro cansado,
lo convierto en esperanzas.
Nos acecha la idead fija, nos acecha su
muerta amarga. Mundo remojado de
roña. ¡Oh vida! para qué más yo te
quisiera.
Vagar sin rumbo es lo que todos los
días pienso. Vivir en un mundo dislocado
de caderas con una luna que a toneladas
fueran cerezas para ir comiendo. O
ir tras una fortuna alegre y demencial
acompañada por unos cuantos jilgueros
para que vayan cantando a la hora que
ruge el tigre.
Ivette Mendoza