Cuando los saúcos se enraízan en
el tetraedro,
las hojas buscan sus paralelos
las hojas buscan sus paralelos
se encrespan de día, se
amarran de noche,
por el lado izquierdo, por el
derecho
por todas sus laterales,
¿Cómo se nombran las cosas?
Unos revisan el camino, los
otros
contemplan tu corazón
desolado.
Atolondrados e incautos,
caracolean
sobre la orilla del tiempo.
Yo los nombro por sus rostros,
ellos por el estilo de sus
vidas.
Sigue la mano, busco el vértice,
se trenza la duda, se cansa la
aurora,
se confunde la huella, el ave
suda.
Deja la menta delicia, deja a la
vista el deseo.
Hazte llamar Morfeo, al bien
por el bien mismo.
Sobre la cresta de la verdad,
la confusión
caprichosa. Odiseo mira la
redondez y sencillez
de la manzana en el movedizo
cuadrante
donde solfea Eneas los versos.
Ivette Mendoza